51- Hermano

693 102 21
                                    

Después de estar toda la noche en el hospital, volver a casa era un verdadero alivio.

En cuestión de horas Izana se había convertido en la sombra de la muchacha; una sombra dulce y empalagosa que apenas la dejaba parpadear por sí misma.

Buscaba hasta la más mínima excusa para tener contacto con _______, tocándole la barriga o cualquier parte del cuerpo con la devoción que se acaricia a un bebé.

Estaba sumamente emocionado todavía con la noticia de la nena, incluso se la había pasado buscando nombres durante la madrugada mientras _______ dormía.

Ella no había dicho ni una sola vez que se detuviera, así que había tomado la iniciativa de ahorrarle todo el trabajo posible a _______ para que ella se encargara de gestar a la bebé sin ningún tipo de malestar.

—¿Qué te parece Camille?— Preguntó empujando la silla de ruedas hacia el asesor de su edificio —"de nacimiento libre y noble".
Leyó en la pantalla del móvil, cuidando no chocar contra nada en el pasillo.

________ negó, preguntándose si en serio podría guardar el secreto hasta el cumpleaños de Kuro.
—Izana, todavía es muy pronto para pensar en eso.

Izana le besó la coronilla, disculpándose por la insistencia.
—Es mi princesa, quiero poder hablarle correctamente para que conozca su nombre desde ahora— Se detuvo por un segundo, tecleando con rápidez mientras esperaba a que ascensor llegara —Tania, "La Bella Princesa". ¿Te gusta ese?

La muchacha levantó la cabeza para verlo.
—¿Por qué solo estás buscando nombres extranjeros?
Preguntó con genuina curiosidad

—Porque va a resaltar de todas las formas posibles— Respondió simplemente —Imagina que sea tan bonita como tú, debe tener un nombre de princesa también.

La muchacha se sonrojó, notando que Izana había dicho aquello de forma tan natural y sin darle la mínima relevancia porque en su cabeza era obvio; Ella le parecía bonita.

Comenzaba a dudar sobre cuánto tiempo habría pensado en aquello en silencio, porque no sonaba como una idea adquirida recientemente.
Era como si algo en la cabeza del muchacho lo hubiera hecho omitir todo gesto lindo en sus años anteriores y la acumulación estuviera saliendo de golpe ahora.

—Que bueno que enviamos a Junior al karate— Dijo con entusiasmo, sacándola de su ensimismamiento —sí  podrá cuidar de su hermanita.
Admitió sobre el sonido del ascensor llegando a su piso.

¿Un papá celoso? Definitivamente era algo que esperaría de él.
—Izana, no
Advirtió ella con total desaprobación.
Él solo se encogió de hombros.

—Es su hermano mayor, solo dará algunas "advertencias" a cualquier pequeño mocoso que le respire cerca a mi princesa.

Se encaminaron fuera, escuchando bastante ruido en el complejo, deduciendo que Emma ya había traído a Kuro a casa.

—Quiero darle la noticia yo misma, no vayas a decirlo así como así — Le pidió en voz baja —Quiero que sea especial.

El platinado suspiró, pensando que sería lógico que tuvieran que contarle a su hijo, aunque no le convencía del todo no ser él quien revelará el secreto.

—De acuerdo
Aceptó para no perturbarla, besando su coronilla antes de meter la llave en la cerradura para entrar al departamento.
Era consciente de que no iba a aguantar mucho tiempo sin mencionar a la bebé con lo feliz que estaba, así que antes de hacer algo imprudente, dejaría que ella le contara a Junior sobre la pequeña.

Abrieron la puerta, escuchando con mayor claridad el sonido de videojuegos y peleas por el control remoto venir desde dentro.
Manjiro y otro chico rubio discutían en la sala con Junior observando desde el sofá con un mando que ni siquiera estaba encendido.

Un hijo para IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora