19- Mal momento

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Al terminar con la tanda de ropa, el moreno se sentía realmente mal por no poder hacer gran cosa para serle útil a alguien que no quería verlo ni en pintura.

Realmente era una situación de locos, pero quizá aún le quedaba un poco de decencia y podía librar a _______ de aquel cargo que le había encomendado contra su voluntad.

Si ella quería ser libre, la dejaría irse.

Tenía un poco de luz sobre el asunto, tendría que pedir mucha ayuda, pero no había ningún otro plan que evitara que los dos fueran infelices.

Tocó la puerta, haciéndose de todo el coraje que tenía para negociar con ________ sobre las próximas semanas.
Faltaría poquísimo para el nacimiento de su hijo, así que decirle lo que tenía en mente podría cambiar las cosas.

La muchacha ni siquiera se molestó en hablar, manteniéndose recostada sobre su costado con el almohadón entre sus piernas.

—¿Podemos hablar?
Preguntó sentándose sobre la cama, intentando no hundir demasiado el colchón para no molestarla.

—Estoy cansada Izana

—Es importante— Dijo poniendo una mano sobre su hombro —Sólo será un minuto
Ella suspiró, girándose como podía para verlo.

—Lamento haberte involucrado en esto— Inició, disculpandose por los inconvenientes causados —Creo que debemos resolver esto como adultos, antes de que nuestro hijo nazca

La rubia lo miró atenta, esperando a que continuara.
—He pensado que lo mejor es que me responsabilice de esto y deje que sigas los sueños que tenías desde un inicio

Ella parpadeó
—Vas a... ¿Dejar que trabaje?

Izana asintió, recostádose y acercandose.
—Yo puedo cuidar al bebé, tengo algo de dinero ahorrado y puedo pedir un préstamo si hace falta el primer año
Habló tan maduramente que sorprendió a _______.

—¿En serio harías eso?
Preguntó, deseando tanto creerle porque eso significaría que podía tener a su hijo y su trabajo.

—Sí— Respondió el moreno —Es difícil crecer sin una mamá, pero de alguna manera...

La expresión descompuesta de ________ le hizo detenerse.
La pobre muchacha sentía que se le estrujaba el corazón al escuchar aquello.

¿Quitarle a su hijo? ¿Su solución era hacerla a un lado después de todo por lo que había pasado para engendrar a ese bebé?

—¿Qué?— Parpadeó confundida, intentando encajar lo que sea que Izana trataba de decir con eso —¿Quieres criar al niño tú solo?

El peliplateado asintió, mirándola como si fuera lo más obvio del mundo.
—Si, me encariñé con él porque es mi hijo, no te dejaría criarlo sin mí...
Se calló cuando observó como la chica se levantaba con la cara completamente roja. La expresión enfadada marcándose en su frente.

—¡¿Y por qué esperaste tanto tiempo para decírmelo!?
Lo empujó, haciendo que se cayera de la cama al tomarlo completamente desprevenido.
Tiró la mesita de noche, trayendo consigo el cable de la lampara de su lado la cual explotó en el piso, oscureciendo la mitad de la habitación.

_______ no era violenta bajo ninguna circunstancia, así que su expresión asustada a pesar del enojo fue evidente al ver lo que acababa de provocar.

Pero aún así, se mantuvo firme. Era lo último que iba a pasarle.

—No quiero pelear contigo, eres mi amiga
Intentó poner paz entre los dos el moreno, consiguiendo hacerla enfadar todavía más con aquella absurda afirmación que era justamente por lo que estaban peleando.

Un hijo para IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora