37- Evidencia

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Fueron a casa a comer sin más, respetando los límites de la cordialidad entre sí.

La muchacha apenas y había tocado su comida, aparentando estar con ellos mientras se comía un mordisco sumamente pequeño de patatas cada tanto, pensando en cómo le diría a Kuro sobre su desición sin hacerlo llorar.

—¿Por qué yo no tengo varimicela como Rinnie?— Preguntó el pequeño hacia ambos con expresión decepcionada —Ima se contagió el martes y no ha ido a la escuela
Tomó su bebida, siendo ayudado por Izana para que no se volcara todo el contenido encima.

—Ima y Rinnie respiran una al lado de la otra, intenta acercarte
Dijo Izana con aparente aburrimiento, pero sin descuidar ni un minuto el plato casi intacto de ______.

—¿Por qué Ran no se enferma si carga a Rinnie todo el tiempo?
Continúo con las preguntas

—Porque solo te enfermas una vez y él se contagió antes
Explicó con suma paciencia

—¿Y por qué Rindou si está enfermo? ¿Nunca se enfermó?— Cuestionó, alterandose de un segundo a otro —¡Cómo yo! ¿No voy a contagiarme hasta que sea adulto?

_______ negó, tratando de calmarlo.
—No te has enfermado porque eres un niño muy fuerte, mi cielo— Le pasó una mano por el pelo con expresión de admiración —Tendremos que esforzarnos más para que puedas contagiarte pronto. Pero si no sucede, todavía te quedan muchos años para hacerlo, no te preocupes.

—Tu mamá me llevaba galletas de contrabando cuando yo me enfermé— Mencionó Izana,  captando inmediatamente la atención del niño —No me dejaban comer nada más que sopa y caldos, pero tú mamá escondía dos galletas en su manga y me las daba después del almuerzo.

Una diminuta sonrisita se le asomó en los labios, haciendo sonrojar a _______ al recordarlo.

—¿Por qué no enciendes la televisión, amor?— Pidió _______ para cambiar el tema con nerviosismo —Seguro está el programa de la selva que tanto te gusta

Kuro no necesitó más distracción, salió corriendo de la mesa a encender la TV, cambiando con esfuerzo el canal de noticias hasta el de caricaturas, haciendo que la casa se llenará de la voz pegajosa de un dinosaurio azul que usaba un traje de Sherlock Holmes mientras hablaba con fingida voz misteriosa.

Un pequeño click entre ambos adultos les recordó que habían asesinado al pequeño compañero de su hijo y la evidencia seguía postrada en el piso de su recámara.

—Yo me encargo
Dijo Izana levantándose a mitad de la comida, mientras Junior seguía distraído con los dibujos animados de la televisión.

En poco más de cinco minutos estuvo nuevamente con ellos, cargando una bolsa negra que contenía el mutilado cuerpo afelpado del dinosaurio que de alguna u otra manera debían arreglar.
Se metió en la cocina, metiendo la bolsa en uno de los estantes altos, completamente fuera del alcance de su hijo.

—¿Tienes tarea amor?
Dijo ______ una vez que se hartó de fingir comer.
Kuro negó sin verlas, con una cara de fascinación total hacía la caricatura, haciendo expresiones exageradas de "Woah, mira esto" hacía la televisión para distraerla; Mentía exactamente igual que Izana.

—¿Seguro que tú maestra no escribió en la pizarra los deberes para el fin de semana?
Intento una vez más, observando al niño asentir.

—¿Podemos terminar el programa primero?
Lo observó tan entusiasmado que la hizo sonreír al ver su emoción, cediendo a la petición para no borrar su sonrisa.

—Mami puede ayudarte a hacer tu tarea cuando el programa termine ¿Bien?
Le acarició el cabello, acercándose a apretar con cariño su mejilla antes de envolver nuevamente la hamburguesa para ponerla en el refrigerador.
Izana se encontraba en la cocina delante del fregadero, terminando de enjuagar los platos sucios.

Un hijo para IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora