| EPÍLOGO |

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Los ojos de Izana no podían despegarse ni un segundo de la risueña sonrisa de la pequeña rubia que le mostraba sus diminutos dientes cada tres segundos pidiéndole los brazos para que la cargara.

—¡Pá!
Le llamaba con ese tono dulce que lo tenía tan sumiso como un gatito corriendo tras su estambre.

—¿Quién es la princesa de papi?— La alzó en brazos, besándole la mejilla con todo el entusiasmo del mundo —Mira lo hermosa que estás hoy

Acomodó las coletitas en su cabeza, apreciando lo hermosa que era su pequeña hija de dos años.

—Amor ¿Puedes ayudarme a subir la cremallera?
Salió por el pasillo ______, quedándose quieta al ver aquella interacción que le robaba más de un suspiro, observando como el amor de su vida se desvía por hacer feliz a esa pequeña cosita risueña que habían formado juntos.

La adoración que sentía Izana por la niña era tan notoria que ________ había entendido completamente el significado de sus palabras adolescentes:

"La verdadera debilidad de un villano".

El moreno le besó la mejilla sonoramente, haciendo reír a la bebé a carcajadas.
—¡Pá!
Gritaba con alegría la pequeña mientras Izana literalmente se la comía a besos, parando únicamente cuando sus ojos se posaron en la muchacha observando desde el pasillo.

Siempre había creído que el rojo era el color perfecto para resaltar su piel pálida y verla con aquel precioso vestido entallado que se abría a mitad del muslo le provocaba tanto, que se veía tentado a enviar a los niños a la celebración y tener su propio evento en casa con ella en el sofá.

Pero tenía que serenarse porque el padrino no podía estar ausente en la ceremonia.

—¡Má!
Saludó la más pequeña al notar el juego detenerse, mirando a su progenitora con una sonrisa de pequeños dientes de leche.

—¿Estás jugando con papi mi cielo?
Fue hacia ambos, acomodándole la corbata a Izana con cuidado.

—Estás preciosa
Dijo el moreno en voz baja, dándole una pequeña sonrisita satisfecha al ver el color rojizo sobre sus labios.

La muchacha le recordó sobre su petición, acomodándose el pelo para que pudiera terminar de subirle el vestido para estar lista.
—Gracias
Dijo poniendo su pulgar sobre los labios del moreno, quién simplemente la dejó hacer sin entender por qué le tocaba los labios.

Aún usando tacones, era más bajita que él y le encantaba poder ver cómo sus pequeños ojos marrones lo veían con ese brillo cada vez que lo tenía enfrente.

—Me gusta mucho cuando te vistes de rojo.
Le dijo pasando sus manos por la cintura, tomando otro beso que arruinó los avances que ella había conseguido tratando de quitarle el lápiz labial.

—Agradece a Kaku y su obsesión contigo para que toda su boda parezca una ceremonia de Tenjiku
Se río ella, tratando de ocultar malamente lo mucho que le había gustado aquel cumplido.

Izana le tomó suavemente el mentón, dispuesto a seguir besándola a pesar de que la pequeña empezaba a reclamar atención dando torpes pasitos y sosteniéndose a su pierna.

Su hijo mayor entró apresuradamente a la sala, topándose con la escena entre sus padres donde Izana lo miraba con la punta de los labios rojo carmín, delatando lo que había estado haciendo unos segundos antes de que él se apareciera.

—¡Wow! Te ves muy bien mamá
Kuro le tomó la mano a su hermana, siendo adorable con su pequeño traje blanco de pingüino mientras admiraba la belleza de la mujer que lo había traído al mundo con fascinación.

—Kuo
Se abrazo a él su hermana, mirándolo con cariño mientras estiraba con su pequeña mano libre la tela del vestido que estaba usando para poder mostrárselo mejor, con la intensión de que le diera un cumplido también.

—También tú estás muy bonita Ayse— Le besó la mejilla —Pero mamá es la más bonita de todas las mujeres.

_________ tuvo que reírse, sintiéndose sonrojada ante el cumplido de su hijo.

—Tiene buen gusto con las mujeres— Dijo Izana con aire fanfarrón —Lo heredó de mi.

________ negó entre risitas, notando el lápiz labial sobre los labios de su marido nuevamente, apresurandose a buscar algo con qué limpiarlo.

—Vamos, antes de que se haga tarde
Pidió con esa voz calma que la caracterizaba. Tomando su bolso y la preciosa invitación en los mismos tonos de los pendientes que solía llevar su pareja.

Solo se veía casarse por primera vez a su amigo de infancia en una ocasión. Así que debían estar a tiempo para la celebración o Tsumi los ahorcaría por llegar un minuto tarde a su más que planificado día especial.

Izana miró con nostalgia la alianza en su dedo, haciendo que _______ prestara atención también.
—Ahora es su turno de conocer la felicidad al lado de alguien que lo ama— Se llevó ambas manos a los labios, besando el dorso de la muchacha —Espero que tenga al menos la mitad de la suerte que yo.
Sonrió, observando como la cara de su esposa se tintaba de un tenue rosa.

—Mi amor...
Intentó sonreírle para no llorar, parpadeando fuera las lágrimas antes de que se arruinara el maquillaje que le había llevado más de dos horas en el salón.

El moreno le besó la mejilla, tratando de ya no arruinar el labial de ______ con su coquetería.
—Kuro, trae las llaves del auto— Se agachó para cargar a su pequeña princesa—¿Vamos?
Preguntó a su esposa, ofreciendo su brazo después de colocarse sobre el hombro la pañalera de su hija.

Simplemente lucía adorable.
La muchacha sonrió, caminando tomada de su brazo con toda la felicidad del mundo.

Si había alguien que había nacido para ser un buen padre, irónicamente era Izana.

Sin importar nada, ella lo amaría con todo su corazón. Como lo había hecho desde que eran niños, como lo hacía ahora siendo adultos... Como lo haría siempre.

===========FIN===========

Un hijo para IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora