Lían
Eran pasadas las 4 de la tarde del día siguiente, Alec en todo el día estuvo durmiendo como un bebe recién nacido, comiendo como mínimo 2 veces. Ahora estaba más tranquilo, puesto que antes de que Alec saliera hace aproximadamente 3 horas su temperatura había disminuido un poco, teniendo 38,4° C. A simple vista no era mucho, pero era un gran avance.
Uno que seguramente no dudaría y regresaría a su temperatura inicial. Fue todo un lio el dejarlo salir ¿para qué? Quien sabe, no me quiso decir. Es por ello que mi enojo aumento extendiendo nuestra discusión, pero que, de todas maneras, le dio igual ignorando mi preocupación mandando al carajo todo lo que hice por él para que su temperamento disminuyera.
Estaba sentado jugando con mis dedos en la mesa cuando escucho la puerta abrirse, volteando a ver a aquella persona que me hizo estallar momentos antes. Alec cerró la puerta dando leves pasos hasta llegar a una distancia considerada de mí. sus manos se habían mantenido detrás de su espalda desde que cruzo y piso el suelo de esta casa.
- ¿Y bien? - me levante cruzándome los brazos, mirándolo seriamente mientras miraba todo lo que estaba en la cocina menos a mi - ¿me dirás a donde fuiste? -
-Llegue bien, eso es lo importante – escuso sin mirarme aún.
- ¿Qué es lo que tienes detrás de ti? – apunte.
-No es nada malo – dijo seguro – Es un aparato que te ayudara a relajarte – mi mente divago tratando de imaginar aquel objeto que tenía entre sus manos, pero ninguna era clara, su descripción no era de mucha utilidad. – te lo describiré mejor, es de un tamaño decente, tiene 3 botones y tiene diferentes modos de vibraciones que te ayudaran mucho – me miro con una sonrisa – te lo deje muy fácil –
¿tamaño, botones y vibración? Mi mente no pudo evitar malpensar sus palabras, el ardor en mi cara se hizo presente al darme cuenta a lo que se refería y ver como sus ojos azules me miraban de una manera no muy común. Desviando mi mirada a sus labios viendo como su sonrisa dejaba ver sus pequeños colmillos. Poniéndome aún más rojo al no percatarme de eso antes. Estaba a nada de estallar de la pena, sino fuera por el grito de Alec.
-! Sorpresa ¡- estiro su mano dejándome ver el objeto con mucho asombro.
- ¿Un teléfono? – lo mire sin creer lo que sostenía.
-No sabía que color que gustaba, así que te compre uno blanco – me lo entrego -Estuve pensando mucho anoche y se lo mucho que extrañas a tu mamá, ahora ya puedes marcarle tranquilamente –
Me quede mudo, no sabía que hacer o decir. Mi sonrojo seguía ahí y eso era lo que más vergüenza me daba. Su noble acto me hizo malpensar las cosas, ¿desde cuándo se describe así un teléfono? Me hizo ver como el ser más puerco y pecador que puede habitar en este mundo.
- ¿Por qué lo describiste así? – me sostuve la cien con la mirada en el piso, la vergüenza no me permitía levantar la vista.
- ¿así como? Es de un tamaño decente, no es ni muy grande ni muy chico, tiene 3 botones del lado derecho y cuando te llaman o mandan un mensaje, la vibración que emite hace darte cuenta – me mostro y señalo cada parte del teléfono, era increíble que algo tan sencillo lo pude malpensar, estoy mal de la cabeza, que idiota soy. - No le veo lo malo a eso –
-Gracias – fue lo único que pudo salir de mi boca, ya no quería saber nada más e irme a costar.
- ¿Cuál gracias? Encuérate –
lo mire rápidamente asombrado, viendo como este se empezaba a reír a carcajadas al ver mi reacción.
-Es broma, es broma. – se sostuvo de mi hombro mientras intentaba tranquilizarse con una mano en su estómago – no me mires de esa manera –
Me quede observándolo sin decir nada, no planeaba hacerlo. De esa manera juraría verlo bien, de no ser por verle todo rojo me recordó que estaba enfermo, cayéndome como valde de agua fría en la cabeza. Poniendo mi mano sobre su frente haciendo que se callase de una vez, sintiendo lo caliente que aún estaba.
-Sigues igual – susurre –Es mejor que te acuestes y descanses un rato – Alec me miro extrañado, no lo dudaba, mi cambio repentino lo pudo haber sacado un poco de onda, sujetándolo de los hombros para sentarlo en la mesa.
Sintiendo como me detenía sujetándome de la cintura para susurrarme al oído.
- ¿No quieres mejor sentir lo caliente que estoy dentro de ti? – su aliento caliente entro como corriente en mi zona auditiva. Mi cuerpo reacciono primero alejándose hasta sentir la mesa detrás de mí, inclinándome, sintiendo el cuerpo de Alec muy cerca de mi – Entonces te meteré el termómetro por el culo si planeas usarlo nuevamente en mi – me miro serio por unos segundos antes de levantarse y dirigirse a la nevera.
¿Qué fue eso? Mi cuerpo seguía sin reaccionar quedándose en esa posición, mientras veía de reojo como Alec sacaba algo del refri y se iba a la habitación.
-! Estas advertido ¡- grito.
Luego de unos 10 segundos más, mi cuerpo por fin logro dejar la tensión prestando atención al objeto que estaba en la mesa, sosteniéndolo prendiendo la pantalla al instante.
-No tiene contraseña – hable para mí mismo. Al estar en la pantalla principal, lo único que veo es un icono de teléfono con un pequeño globo de chat arriba. Trate de mover y buscar si habían otras apps, pero misteriosamente esa era la única. Al apretar el icono me salía un chat el cual estaba registrado como Alec, al lado de la casilla podías ver la imagen o silueta de un teléfono. El teléfono en sí, ya estaba configurado para eso, no podías hacer nada más que mandar mensajes o llamar. Debía suponerlo, estaba hablando de Alec, no podría su vida en riesgo nuevamente.
"¿Fuiste tú, cierto?" presione el botón de enviar, recibiendo respuesta enseguida de su parte: "obviamente, no puedo cometer el mismo error dos veces ¿verdad?"
Y fue ahí, en donde recordé a lo que se refería, aquella noche en la que me había enamorado sin saber de sus imponentes ojos Azules, un color que se asemejaba al bien y al mal, tornándose claro como el mar en momentos de paz y opaco en un azul más pesado llegando a un tono metálico brillante cuando las llamas del infierno arden.
Y siendo sincero...A veces el pecado es la entrada al paraíso, y que mejor manera de librarse de ella que cayendo en tentación.
El infierno puede ser divertido si estas con el demonio correcto... ¿no?
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Favorite Crime (BoyXBoy)
Romance¿Un asesino puede amar? Aunque no lo creas, el corazón de un monstruo puede ser más humano que cualquier otro. Nadie nace siendo un monstruo. El mundo nos rompe a todos de una manera única y diferente. Quien diría que una noche Lian conocería al f...