Capítulo 41

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Alec

- Este cochinero es la casa que compramos- dije indignado. La casa era una completa basura, todo estaba empolvado, con razón lo estaban vendiendo tan barato.

-Eres un exagerado, hay que limpiarla, ha estado así por qué nadie ha vivido aquí por años - La expresión con la que me lo decía, me hacía sentir como un verdadero dramático. No mentía, todo estaba lleno de telarañas y polvo. Mi departamento nunca estuvo así, apresar de no estar 24/7 siempre me encargaba que luciera reluciente.

-Que porquería- Me tape la nariz entrando con cuidado a cada habitación. No mentire, la casa era muy grande, pero lo sucio lo arruinaba.

- ¿Que diría tu mamá si te viera así? - Se cruzó de brazos recostándose en el margen de la puerta de la habitación en la que estaba.

-Que soy genial por comprar esta casa, obviamente - salí de puntillas sin agarrar nada.

-Por Dios, no me cabe en la cabeza que eres uno de los criminales más buscado y a la vez, el ser más exagerado y dramatico de la tierra - se quejó caminado detrás de mí - Parece que estoy con dos personas a la vez -

- ¿Y cuál te gusta más? - bromeé intentándo callarlo de una manera sutil. Sabía que no soportaba ni podía responder a preguntas así.

- ¿Te gusta más el temible, inteligente y sexy criminal de ojos azules llamado Alec, o el exagerado y lindo pelinegro? - me acerqué haciéndole ojitos y posando como un modelo digno de Calvin Klein.

La escandalosa y burlona risa de lían hizo que lo mirara como un bicho raro.

-El chico ojiazul, pelinegro que le gusta el café frío, el que estoy seguro que daría lo que sea por las personas que ama y que, además, le gusta leer -

Me quedé atónito al escuchar su respuesta, esperaba que eligiera la primera o al menos que digiera otra, pero está sí que no me la esperaba.

- ¿Cómo es que sabes que me gusta leer? -

-El primer día que fui a tu casa, me llamo la atención tu pequeña estantería que tenías. Creí que solo era adorno, pero luego me di cuenta que no, no cuando te encuentro leyendo a altas horas de la noche - sonrió cerrando sus ojitos.

Siempre me aseguraba de verificar que estuviera durmiendo, nunca me percate de que me estuviera viendo. No pude evitar sonrojarme y taparme la boca con ambas manos, dando media vuelta para que no se diera cuenta.

-Ah y lo del café frío, es por qué vi que lo estabas tomando mucho hoy, sin mencionar cuántos frascos de café tienes en tu lacena -

No podía verme más estúpido, dejando a la vista cuáles eran mis gustos. Mierda ¿debería ser más cuidadoso? Escucharlo decir eso hacía que mi corazón latiera un poco más acelerado, con eso me había dejado claro que siempre me observaba y estaba al pendiente de mí. Que sensación más agradable.

- Bueno eso ya no importa - desvíe el tema intentando calmarme, dándome golpes en la cara algo fuertes para que no notará el sonrojo. Dando media vuelta para salir de la casa - Tengo que llamar a mi mamá y luego pasarla a buscar. La conocerás y te presentaré como mi pareja - Lían parecía aceptar con más tranquilidad el que lo llame como mi "novio" su sonrojo aún se podía observar, pero me alegra el saber que me acepta como tal.

Ahora ya podríamos vivir aquí, el único problema que tendríamos, sería el encargarnos de limpiarlo.

(...)

Llegamos a mi departamento sin ningún problema, le pedí ayuda a Lían para que me ayudara a empacar y guardar lo necesario, mientras que yo me encargaba de hablar con el señor encargado del edificio.

- ¿Se irá? -

-Si, ya tengo un lugar en dónde quedarme. Le pido que no le diga a nadie, y cuando digo nadie, es a nadie. - saque de mi bolsillo un rollo de billetes.

-Tenga, es un agradecimiento por haber cuidado de mi todos estos años -

El pobre anciano me miraba sorprendido, sus arrugadas manos tomaron las mías dándoles leves palmaditas, susurrando un leve "gracias" que pude oír.

- Por favor Cuídese mucho - ante esto siento como mi cuerpo se mueve solo dándole un abrazo. Siento aceptada enseguida por el señor. Nunca antes había abrazado a una persona sin antes haberlo matarlo, se sentía tan diferente que por unos cortos segundos sentí un cálido latido venir de mi pecho. Me sentia bien, feliz...contento. Pude abrazar a alguien sin sentir temor o culpa, disfrutando aquel contacto agradecido.  Dejando salir en un suspiro toda emocion, volviendo a mirar a la persona que vio por mi cuando me encontraba mal o herido. 

- Le estoy dando el dinero suficiente para de deje este lugar y pueda ir con su nieto, ya no tiene por qué seguir trabajando por sus estudios - le tome de los hombros para luego subir por las escaleras. Dandole un ultimo visto con una sonrisa ladeada, sin antes ver como este sonreira mientras juntaba ambas manos y se inclinaba lijeramente hacia al frente, mientras subia las escalereas. 

Al entrar a mi departamento observo cómo lían ya había terminado de empacar. Jugando con la pequeña Daisy, viniendo a mi mente el que tenía que resolver ese problema.

- ¿Crees que puedas quedártela? - rompí el tierno momento de ellos dos.

- ¿En dónde piensas que la dejaré? -

-No lo sé, tal vez ¿Con tu mamá? - sugerí. A lo que lían se quedó pensando por unos minutos asintiendo levemente.

- Podría ser, así aprovecharía para explicarte lo que está pasando - se levantó tomando en brazos a la cachorrita.

Mi mente rápidamente recordó que el viejo Ferrini conocía la dirección de su casa. Por lo que sería peligroso ir a estas horas. Lo más conveniente era no ir, pero teniamos que movernos si queremos continuar con el plan. Iríamos a altas noches de la madrugada, para no levantar muchas sospechas. Quedándonos a más tardar 10 minutos.

-Iremos de noche, seremos rápidos y precisos- lo mire sin esperar respuesta alguna.

(...)

Eran las 2:46 de la madrugada, el inmenso brillo de la pantalla de mi celular me había segado por unos minutos. Me encontraba acostado en el sofá, no pude dormir debido al poco espacio que había y por qué no lograba conciliar el sueño. Ya era momento de ponernos en marcha, debía despertar a Lían para llevar a Daisy a su casa.

Resultaba muy común ponerme a reflexionar a estas horas, o cuando simplemente se me es imposible dormir. Es como un interruptor automático que tengo en mi mente para empezarme a cuestionar sobre mí y sobre todo lo que hecho. Pero no me encontraba de humor ni tenia tiempo para sentirme mal de mi mismo por lo que decidí ir a buscar a lían.

-Despierta, tenernos que irnos - lo moví suavemente intentándolo despertar de una manera no muy violenta. Se veía tan tranquilo durmiendo, en su rostro no había ni una sola pizca de preocupación, preguntándome ¿Cuándo fue la última vez que dormí así? No tenía ni idea y no era el momento, quería que lían siguiera durmiendo por el resto de la noche. Siguiendo viendo cómo su cuerpo subía y bajaba con cada respiración que daba, velando por él y por su tranquilidad.

- ¿Ya es de día? - pregunto soñoliento. Sus ojos aun seguían cerrados, viéndose gracioso.

-No - comenté sonriente revolviéndole el cabello. - Es hora de irnos bello durmiente – 

Favorite Crime (BoyXBoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora