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Pasó un momento cuando Jimin vio a Jungkook aparecer por el marco de la puerta con otra caja entre las manos

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Pasó un momento cuando Jimin vio a Jungkook aparecer por el marco de la puerta con otra caja entre las manos. Ni siquiera lo miró cuando pasó por su lado para dejarla en el suelo junto a las demás.

—¿Qué… qué haces? —gritó Jimin con un nudo en la garganta.

Jungkook solo lo ignoró y volvió entrar a la habitación. Esta vez salió con la lámpara nueva que hace poco el omega había comprado.

—Jungkook, ¿Qué estás haciendo? —preguntó de nuevo levantando la voz y articulando cada palabra con la máxima claridad posible.

Entonces lo miró. El alfa lo miró con unos ojos fríos e insensibles.

—Te has quedado sin habitación —dijo sin ninguna emoción—. A partir de ahora.

Por unos instantes, Jimin no encontró sentido a sus palabras. Se dio cuenta de lo que acababa de escuchar cuando lo vio intentar pasar por su lado con la lámpara.

Lo agarró por un brazo y lo obligó a volverse hacia él.

—¿Qué significa esto? —exclamó con la voz temblorosa.

—No habíamos firmado ningún contrato. Si yo digo que te marches, entonces lo haces. Recoge tus cosas y… vete.

El tono de voz era indiferente. Ese no era Jungkook. Ese era un robot frío como el hielo, sin sentimientos. Ese no era el Jungkook que conoció, no lo era.

—¿Por qué estás así? —susurró Jimin, agarrándolo por el brazo.

El contrario se libró con un movimiento brusco dejando la lámpara en el suelo. Iba a dar media vuelta para ir de nuevo a la habitación pero Jimin se lo impidió.

—Jimin… —gruñó entre dientes.

—Por favor, dime que sucede. ¿Por qué tan de repente? Puedes hablar conmigo de cualquier cosa, Jungkook. Igual como lo hice yo contigo, por favor, no me excluyas en esto.

Jungkook lo miró a los ojos sin decir nada.

—Creí que esto había pasado a la historia. Creí que confiábamos el uno con el otro —insistió.

—Pues te equivocaste.

—¿Me estás tomando el pelo, Jungkook? ¿Hace poco me decías todo lo lindo del universo y hoy me echas de casa?

—Fue un error. Todo fue un tremendo error —dijo en voz baja, como si intentara convencerse de ello, de que estaba actuando como debía.

—Lo nuestro no es ningún error —replicó Jimin—. Lo nuestro es lo mejor que me ha pasado en la vida. Y a ti también ¿No es así?

Jungkook cerró los ojos y tragó saliva. Jimin pasó sus manos por los hombros, por el cuello y subió hasta envolverlo las mejillas.

—Yo no soy Kyung Min. No me perderás, Jungkook.

Al parecer, se equivocó al mencionar ese nombre. Jeon se sobresaltó y quitó las manos de Jimin de su cara, se apartó de él.

—Lo nuestro —dijo poco a poco—. Ha sido el mayor error que he cometido en la vida.

Jimin sintió su corazón encogerse.

—Aléjate de mí, Jimin. Lo digo en serio. Lo último que necesito en estos momentos es todo esta mierda.

—¿Quieres que me marche? —preguntó luego de unos segundos.

—Si.

—¿Realmente quieres que terminemos así? ¿Echándome del piso de esta manera?

—Las reglas estaban marcadas desde el principio, Jimin.

—Y desde el principio estaban destinadas a fracasar. Tú mismo lo dijiste.

—Puedo llegar a decir muchas cosas cuando me propongo conseguir algo.

—No digas tonterías. No finjas haberlo dicho sólo para arrimarte a mí. Te sobran recursos para eso.

Jungkook respiró hondo. Jimin no la estaba poniendo fácil.

—¿Por qué me lo pones tan difícil?

—Porque no soy uno de esos omegas a los que puedes dejar de cualquier manera cuando te plazca. Soy el chico que te confío su doloroso pasado entre tus brazos. Soy el chico que…

—No.

—No puedes cortar conmigo de esta manera solo porque te da miedo contarme tu pasado. Ya sé lo duro que resulta, Jungkook, créeme. Pero yo lo hice de todos modos.

—¡Y justo ese es mi problema! —exclamó frotándose la cara con las manos.

—¿Qué acabas de decir?

—Jimin, por favor, no puedo. Lo he intentado, pero… no puede ser. Simplemente no puedo estar contigo. Tardé o temprano habríamos terminado, es mejor así.

Jimin apretó sus labios al escucharlo. Reprimió las lágrimas que amenazaban con salir. Luego miró a Jungkook a los ojos y soltó un poco de aire.

—No soy una persona dispuesta a suplicar, Jungkook. A estas alturas ya deberías saberlo. Si quieres que me marche, lo haré. Pero no creas que volveré a pisar este estúpido apartamento.

—Podré vivir con eso —se limité a decir.

Jimin asintió y pasó rápidamente su mano en su mejilla para limpiar la lágrima que había salido. Se dio media vuelta y se fue.

Jungkook mordió su labio con la mirada clavada en el suelo. Cerró sus ojos de nuevo y contuvo el aire unos segundos.

El corazón le dolía. A ambos.

 A ambos

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Roomies | Kookmin Au ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora