Jimin dejó de acariciarlo y Jungkook levantó la cabeza. Tenía la mirada velada, pero se volvió atenta enseguida, en cuanto lo miró a los ojos de nuevo.
El omega se quedó tendido entre sus brazos. No le importaba lo que sucediera a su alrededor, sabiendo que el alfa estaba ahí, se sentía seguro. Por primera vez desde que su madre lo había llamado, sintió una sensación de calidez.
Jimin observó su tatuaje preferido. Con cuidado, acarició el brazo de Jungkook en donde tenía escrito uno de los versos de la canción, todas las palabras, una tras otra, hasta que sus músculos se tensaron de nuevo bajo los suaves toques.
—Me encantan tus tatuajes —murmuró—. Y no porque me gusten los alfas tatuados, sino por lo profundo que es el significado que tienen para ti.
—A mí me gusta cuando te sorprendo mirándolos y te sonrojas —dijo Jungkook con una sonrisa.
Con cautela, Jimin pasó sus dedos sobre los labios del alfa y recorrió las líneas de su boca. La mirada se le ensombreció de repente, y dejó caer su cuerpo de manera que quedó tendido junto al omega. Apoyó la cabeza sobre una mano y observó a Jimin con aire reflexivo, de vez en cuando desviaba los ojos hacia el cuerpo desnudo.
—¿Podrías ponerte algo de ropa? Es que me está costando mucho concentrarme.
Jimin se acercó un poco más.
—¿Estás seguro que quieres dejarme con las ganas?
Los músculos de la mandíbula del alfa se tensaron visiblemente.
—Jimin…
—Jungkook…
Durante unos instantes no dijo nada más, pero el omega se dio cuenta de lo que le pasaba por la cabeza. Luego hizo un ruido a medio camino entre la risa y el gemido.
—No te quiero dejar con las ganas ni mucho menos, rosita. Lo único que he dicho es que no me acostaré contigo.
Jimin hizo un pequeño puchero, pero Jungkook no tardó mucho en envolverlo de nuevo con su cuerpo. Con una mano acarició su cintura hasta llegar al trasero, apretó. Luego siguió sus caricias hacia la entrepierna del omega.
—Aunque eso no excluye otras cosas.
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Roomies | Kookmin Au ✔
أدب الهواةJm empieza la universidad y necesita habitación. Jk era su última opción, ninguno se los dos podía negarse. Solo tenían tres reglas: - Cero sentimentalismos - No meterse en las cosas del otro - No acostarse juntos Pero, las reglas existen para rompe...