♡ - 75

8.8K 900 104
                                    

Sin darse cuenta y hundido en sus acciones. Jungkook entró en la habitación del omega, mirando como este cogía sus pertenencias y las guardaba en las maletas que estaban sobre su cama.

《Pero que...》

-¿Qué haces?

Jimin se detuvo. No le importa que Jungkook se haya dignado a aparecer justo en ese momento.

-¿Tú qué crees? -replicó sin mirarlo.

-Pues parece que estás dispuesto a destrozar tu habitación como si hubieras perdido la cabeza.

El omega pasó por su lado mirándolo furioso. Jungkook tenía un aspecto estupendo, apoyado en el marco de la puerta, bien peinado y con una camiseta que realzaba los músculos de su espalda. La mirada divertida con la que contemplaba el caos que rodeaba el lugar hizo mover más los estribos en el que Jimin se encontraba.

-Estoy haciendo las maletas -anunció.

-¿Por qué?

-Vuelvo... vuelvo a casa -respondió Jimin con dificultad. No sentía que su hogar era Busan, él realmente se había sentido vivo y feliz en Seúl.

-¿Por qué? -volvió a insistir Jungkook, cruzándose de brazos.

Jimin se calló por unos segundos, sintiendo su corazón acelerarse. Tenía tantos sentimientos en ese momento. Era toda una combinación.

-No sé por qué tenías que aparecer justamente ahora, después de haber hecho todo lo posible durante la semana para no tener que cruzarte conmigo.

-Ah. ¿Era eso? -respondió sonriendo-. ¿Me has echado de menos, rosita?

Jimin se dio media vuelta y lanzó otra prenda dentro de su maleta. Encontró la sudadera que el alfa le había dado cuando fueron de excursión, acto seguido, se lo lanzó a la cara con rabia, pero Jungkook no tuvo problema en cogerla al vuelo.

Jimin se enojó más.

-¿Tanto control tiene tu madre sobre ti? -soltó Jungkook de la nada, acercándose al omega-. No tienes que hacer todo lo que ella quiera que hagas, Jimin. No olvides que eres lo suficientemente grandecito y puedes hacer lo que te venga en gana.

El pelirosa volvió hacia él y titubeó unos segundos. Estaba tan cerca que tuvo que echar la cabeza atrás para poder mirarlo a la cara.

-Tú quizá puedas permitirte el lujo de hacer lo que quieras, pero yo no.

-¿Por qué no? -preguntó serio. Se había colgado la sudadera que Jimin le tiró en el hombro.

-¡¿Puedes dejarme tranquilo de una vez?!

-No.

-Bien, pues te lo diré de otra forma. ¡Hazme el favor de dejarme en paz y buscarte a otro omega al que le gusten tus mierdas! No tengo ni tiempo ni ganas de enfrentarme a tus arrebatos de mal humor.

Jungkook soltó una carcajada.

-¿Mal humor dices? ¿Quién está actuando como un chiflado aquí? Puedes pensar lo que quieras de mí, rosita. Me da lo mismo.

-No me llames así -habló Jimin soltando un pequeño gruñido.

-¿Entonces cómo prefieres que te llame, Jiminnie?

Un flashback pasó por la mente de Jimin, quedando petrificado.

《Eres precioso, Jiminnie》

Empezó a temblarle el labio inferior y tensó la mandíbula, apretando los dientes. El pelirosa tenía tanta adrenalina acumulada en el cuerpo que sentía la necesidad de liberarla de algún modo con ingenia. Levantó los brazos y golpeó el pecho de Jungkook.

Roomies | Kookmin Au ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora