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Jungkook rodeó  la mesa para acercarse a la ventana, la abrió y salió fuera. Al cabo de un segundo volvió dentro para coger un edredón de la cama y salir nuevamente.

Jimin salió al balcón con él. Ya eran altas horas de la noche y hacía mucho frío. El alfa extendió parte del edredón sobre el banco que había justo a un lado de una maceta y se sentó encima.

—Antes me gustaba Busan, al menos el barrio residencial en el que vivía —habló Jimin—. Pero cuanto más crecía…, peor la pasaba y más infeliz era.

Se sentó al lado. Jungkook le pasó la otra mitad del edredón por encima de los hombros, inmediatamente sintiéndose cálido y envolviéndose con su olor.

—Tal vez me gustaría más si las cosas hubieran ido de otro modo… O si me hubiera llevado mejor con mi madre… con mis padres, no lo sé.

—No puedo imaginarme lo que debiste pasar, rosita —murmuró el alfa—, pero en definitiva, no encajas.

La calma que reinaba entre ambos era tensa, era clara la sensación de conversar algo el uno al otro.

—Sin embargo —continuó Jungkook—, sé lo que se siente cuando los demás no te comprenden , te lo aseguro. Conozco perfectamente la sensación de ser el bicho raro de una familia en la que no encajas para nada.

—¿Te refieres a tu padre? —preguntó Jimin con cautela, aunque al mismo tiempo se sintió relajado, tranquilo. Le gustaba escuchar a Jungkook, y le gustaba la manera en la que se estaba abriendo hacia él.

Confianza.

El alfa asintió con la mirada fija en un punto lejano —Siempre se ha entendido mucho mejor con mi hermano. Tras el divorcio, siempre pasaba la mayor parte del tiempo con él, mientras que yo me quedaba con mi madre. Ya has visto cómo somos, soy incapaz de imaginar un lugar más seguro y mejor para vivir que ese. Y bueno… con mi padre, era el típico hombre de negocios. Siempre pensando en sacar mayor provecho posible de todo y con un carácter frío. Mi padre y los tuyos seguramente se llevarían muy bien. Solo piensa en su empresa, lo único que quería era que mi hermano y yo nos convirtiéramos en los ejecutivos perfectos. El hecho de que siguiéramos sus pasos era una verdadera obsesión para él. Tras el divorcio se volvió… peor, me fui distanciando cada vez más de él. Y llegó un punto en el que la familia quedó completamente dividida sin que me diera cuenta… Simplemente no tenía nada más que decirle y cuando supe cuál había sido el verdadero motivo del divorcio…

Hubo un pequeño silencio. Se quedó callado y no pudo continuar, porque por más que se hiciera el alfa desinteresado y fuerte, le dolía. Le dolía recordar aquellos tiempos en el que vio a su familia desmoronarse.

—Dejó a mi madre por su secretaria. Estuve a punto de golpearlo cuando nos lo confesó…

—Pero tú no eres así —repuso Jimin en voz baja.

Él negó con la cabeza y pasó una mano por su cabellera negra.

—Si mi hermano no me hubiera detenido, habría hecho más que eso.

El omega no pudo evitar poner una mano sobre la rodilla de Jungkook. Él levantó la cabeza para mirarlo y fue ahí cuando pido notar tanto dolor y tristeza que se estaba guardando.

—Solo mi madre y el que ahora es mi ex impidieron que me amargara del todo.

Fue cuando Jimin recordó la reacción de Jungkook cuando encontró el CD que tenía escrito una "K" con rotulador. Le había quedado claro que había habido alguien importante en la vida de Jungkook más allá de su familia.

—Y eso tampoco salió del todo bien —continuó el alfa en tono de broma, obligándose a sonreír aunque se podía notar que era forzado—. Antes de que Kuyng Min me dejara, de hecho, me iba bastante… bien.

—¿Significaba mucho para ti? —preguntó Jimin, ignorando los fuertes latidos de su corazón al escuchar aquel nombre.

Jungkook frunció la frente.

—Tenía diecisiete años cuando empecé con él, tampoco creo que fuera el amor de mi vida, pero fue mi primer novio y cuando todo se terminó me sentí como si el mundo hubiera desaparecido. Sobre todo porque no acabó nada bien, de hecho, muy mal.

Jimin soltó un suspiró y quitó su mano de la rodilla de Jungkook, y levantó un dedo hacia el brazo de este para trazar las líneas tatuadas.

—《Las primeras son más gruesas porque el dolor era mayor. En algún momento empezó a disminuir, y por eso las líneas también se volvieron más delgadas》 —murmuró el pelirosa repitiendo las mismas palabras que el alfa dijo cuando le contó su significado.

Jungkook posó una mano sobre la del omega. Y aunque Jimin se limitó a mirarlo y quedarse clavado en los tatuajes, el compartir sus pasados. Le daba miedo. Le daba miedo de cómo podría acabar todo.

Jimin levantó su mano y se recostó.

—Gracias por habérmelo contado —dijo mirando hacia el cielo, la luna llena y las estrellas los acompañaban.

—Eres la primera persona a la que se lo he contado.

—Pero y Namjoon…

—Él ya me conocía cuando estaba con Kyung Min —dijo Jungkook en voz baja—. Pero no lo sabe nadie más.

Entonces ahí fue cuando Jimin lo miró a los ojos, un pequeño brillo en ambos.

—Gracias.

—Para ya de darme las gracias por todo, rosita.

—Bien, pero gracias de todos modos.

—Vaya desastre que estamos hechos los dos, ¿verdad?

—No podría estar más de acuerdo, señor Jeon.

Guardaron silencio, en uno cómodo y tranquilizador. Ambos sentados en el balcón, envueltos en el edredón que los protegía del frío. Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Jungkook.

Silencio.

Silencio que Jungkook interrumpió.

—Creo que mañana deberías ir a esa gala.

Roomies | Kookmin Au ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora