Capítulo 2

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El castillo de Arthur, era un poco más grande que el del reino de Henry, y mucho más aseado y cuidado, pero esto no era reflejo de su pueblo, ya que una mitad de este mismo, se encontraba totalmente en ruinas, debido a los ataques y batallas con el reino de Henry hace años atrás.

Era el paisaje que podía ver día a día, una eriza de color rosáceo, se encontraba sentada en una silla de madera, en un salón pequeño casi vacío; no era más que la heredera de aquel reino, sintiendo la fresca brisa del día, viendo los pájaros volar con tanta libertad, que deseaba estar arriba con ellos.

—¿Le parece bien? —preguntó una voz interrumpiendo internamente.

Volteó a ver a su contrario distraía al no escuchar sus últimas palabras.

—Ah... Eh... Sí, claro que sí, lo pensaré, gracias por venir hasta aquí Duque Elric —respondió rápidamente a su oración, se puso de pie al mismo tiempo que el erizo, caminando ambos hasta la puerta.

—Espero que considere mi propuesta de unión en matrimonio, usted es alguien muy admirable y hermosa para mí —halagó como forma de coqueteo a la rosada saliendo del pórtico.

—Gracias, así lo haré, espero que le vaya bien en el viaje —respondió mientras cerraba la puerta dejándolo afuera, suspirando después de esta acción.

Nuevamente había recibido una "agradable visita" del famosísimo duque Elric, muy muy rico, quizá por eso muchas féminas están detrás de él. No le había sorprendido en absoluto que le hubiera propuesto matrimonio, y mucho menos si su tía le había comentado al duque acerca de ello.

Estaba totalmente desesperada en casarla para beneficiar al reino, y se sabía que el padre de Elric tenía una gran influencia con el reino de Solis.

Caminó hacia una de las puertas anexas a la habitación, la cuál llevaba hasta unas escaleras de piedra, subió cada uno de los escalones, el sonido de sus tacones provocaba eco en las grandes paredes.

Llegó hasta su habitación, cerró la puerta detrás de ella. Estaba totalmente iluminada por la luz de sol que ingresaba en la mañana. Se dirigió al balcón a tomar algo de aire, disfrutaba mucho sentir el aire en sus púas.

Pero unos golpes a la puerta de su recámara la sacaron de sus pensamientos bruscamente, haciéndola girar su cabeza hacia la dirección del sonido. 

—Pase —dijo ella, caminando hacia adentro de la habitación nuevamente, algo molesta por haberla interrumpido.

Una eriza color ocre abrió la puerta, tenía el aspecto de ser mayor además de tener una expresión de disgusto la mayoría del tiempo, llevando unas vestimentas lujosas y joyas en su cuello y en ambas muñecas.

—¡Amelia! que crees que estás haciendo —dijo sobresaltándose una vez que vio a la eriza rosácea entrar a la recámara—, cuántas veces te he dicho que estar en el balcón distraída no es algo digno de una sucesora como tú.

Su tía era muy estricta con ella, además de ser la importante duquesa de un territorio de Arthur, desde la muerte de la madre de Amelia, la fallecida reina, Elen trataba de alguna manera reemplazarla y tratar de convertirla en lo que su hermana fallecida querría.

—Lo lamento. —Ella la miró después de suspirar, false una breve risa—. ¿A que viniste tía?

La eriza ocre solo miró de reojo toda la habitación, observando cada esquina de la misma.

—A avisarte, te conseguí un nuevo compromiso —dijo no mostrando mucho interés en ello, mientras empezaba a agarrar unas telas tiradas en la habitación.

—¡¿Qué?! —gritó sobresaltándose por la impresión—, Si acaba de irse el duque, ¿Conseguiste otro?

Amelia sólo la miró pasmada ¿Cómo puede ser eso posible? Ya rechazó a todos los posibles "candidatos" para eso, aún así Elen logró conseguir uno más.

A pesar de la guerra | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora