Capítulo 19

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El atardecer en el pueblo era algo simplemente magnífico, podían observarse las grandes construcciones que rodeaban el castillo de Arthur, las casas tenían un color pintoresco con tonos rojos y naranjas, hechas de piedra, paja y madera y cada cuanto habían pequeños callejones que llevaban a senderos de la ciudad. Los habitantes parecían muy felices viviendo en ese lugar.

Sonic llevaba cabalgando un tiempo, y sentada delante de él, Amy, ella se negaba a ir en carruaje así que no tuvieron otra opción que ir en el mismo caballo.

Pasaron por la plaza principal, donde habían tanto niños y adultos caminando por las calles normalmente. Alrededor había muchas tiendas, ropa, listones, decoraciones, frutas y verduras, vendían de todo.

Ambos erizos montados en el caballo, se dirigían a un establo cercano para dejar la corcel mientras iban por las cosas necesarias.

—Bien, ¿a dónde vamos primero? —preguntó Sonic bajándose del caballo, con su mano izquierda sostuvo su soga y con la otra, ofreció a Amy para que bajará también.

Se dirigían a cada tienda que veían para conseguir las suficientes decoraciones, listones y diferentes cosas, los pueblerinos eran muy amables, llevaron un tiempo entrando y saliendo de cada tienda para comprar todo lo que tenía, faltaban pocas cosas por completar, una de ellas, el vestido de Amy, pero ella no se preocupó mucho por eso, su tía Elen se encargó de traer uno nuevo desde otro reino, siguieron caminando y empezaba a oscurecerse, con eso, unos cuantos presentes empezaron a encender algunas antorchas colgadas en todas las paredes de las construcciones, alumbrando las calles.

—La mayoria de cosas están listas, solo falta conseguir algunas flores. —Amy bajó del caballo acomodándose la capa que traía puesta para no causar mucho alboroto entre los presentes.

Sonic buscó con la mirada alguna tienda del tipo que mencionó Amy, vio una con la puerta abierta.

—Esa parece bien —dijo Sonic señalando, agarró la cuerda del caballo y la amarró en la madera del establo.

—Bien, vamos ahí.

Dentro de la tienda se sentía un aire pesado por el calor, pero algo agradable por el olor de las flores, se escuchaba debajo del mostrador a dos niños jugando amistosamente entre ellos, a ser príncipes y princesas. Amy les sonrío, recordándoles a la pequeña Cream, se acercó a las flores con dulzura y oler detenidamente, dejando que su fragancia estuviera en todo su rostro.

—Me gustan mucho estas flores, quedarán muy bien para la entrada principal. Cuatro ramos de ellas me parecen bien.

—Cuatro ramos, en total serían diez y seis vellones —contó el vendedor.

—Claro. —Busco en su pequeño bolso color negro el dinero correspondiente.

El vendedor de la tienda, un agradable anciano, se encaminó por los pasillos del establecimiento buscando tres ramos más para la señorita y su acompañante.

Sonic puso ambas manos atrás, balanceándose lentamente de atrás para delante viendo cada flor con detalle y escuchando la plática de los niños, que dejaron de jugar por un momento para acercarse a los extraños, murmurando entre ellos.

Finalmente después de una eterna discusión, la niña se acercó tímidamente a la alteza.

—Disculpe ¿Es usted la princesa? —Tenia las manos en un bolsillo de su pequeño saco.

Amy miró de reojo a Sonic con una sonrisa, y volteó para ver y agacharse para estar a la altura de la pequeña.

—Sí, soy la Alteza de Arthur, pero que quede entre nosotros ¿Bien?

A pesar de la guerra | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora