Capítulo 37

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El día empezaba a iluminar el ambiente del castillo, debido a la contusión de Amy en su cabeza, se quedaron un tiempo más en el castillo lujoso de Solis, en las dos semanas el rey se apresuró en preparar los preparativos necesarios para la boda entre Amy y Darín. Era el día en el que Amy por fin regresaría a su reino, a pocos días de tener su fastuoso matrimonio.

Las invitaciones ya habían sido enviadas, todos los reinos cercanos, duques y duquesas entre gran variedad de nobles estaban invitados a la presuntuosa unión de dos países, entre el matrimonio de sus príncipes jóvenes.

—¿Puedo pasar? —preguntó una voz luego de tocar tres veces la puerta.

—Adelante —respondió caminando hacía adentro para recibir la visita.

El erizo turquesa opaco, abrió la puerta trayendo en manos una caja pequeña.

—Buenos días Amelia, ¿terminaste de guardar todas tus pertenencias? —Cerró la puerta detrás de él dirigiéndose a la mencionada.

—Sí, ya casi he terminado ¿A qué has venido? —respondió de nuevo con la menor intención de tener una conversación.

—Ah, entregarte esto como regalo de despedida. —Entregó la caja hacia sus manos.

Amy sostuvo la caja en sus manos, parecía madera fina de abedul, la abrió con rapidez, esperaba encontrar algún collar o joya, nunca le habían agradado por completo las cosas extravagantes sin razón de ser, pero grande fue su sorpresa cuando vio un anillo de compromiso hecho de oro con un diamante incrustado, en una tela de terciopelo roja.

—¿Esto es...? —Dirigió su mirada a Darín, el cuál seguía de pie observando el anillo.

—El rey Anish sugirió que realicen nuestra boda en tú castillo, quería dártelo antes de que te fueras.

Amy sostuvo el pequeño anillo entre su dedo índice y el pulgar, viéndolo detenidamente pensando acerca de unas de las últimas palabras que mencionó su contrario "nuestra boda".

Volviendo en sí agarró la caja y metió el anillo adentro de inmediato, elevó la vista a Darín y empezó a dirigirlo hasta la puerta de salida de su habitación empujándolo por la espalda.

—Gracias por el regalo, pero creo que faltan pocas horas para irme y no he alistado por completo algunas de mis cosas —propuso mintiendo acerca de ello, llevándolo hasta afuera dispuesta a cerrar la puerta.

—¿No te gustó? —Agarró la perilla de la puerta haciendo fuerza para que ella no la estampe en su cara.

—No, digo sí, es bonito. —Hizo un silencio breve después de la oración—. ¿Darín puedo hacerte una pregunta?

—¿Sí, sobre qué se trata?

—¿De verdad deseas casarte conmigo? Los conflictos con Henry por fin están mejorando, y ya no es necesaria una alianza con ustedes.

El rostro de Darín se tornó a uno reflexivo, dirigió la vista al suelo.

—Sinceramente no es lo que esperaba, pero una alianza es una alianza y estoy dispuesto a hacerlo por mi Reino, tal vez deberías de hacer lo mismo. —Se dio media vuelta y empezó a caminar por el pasillo.

—¿Pero eres feliz así? —preguntó saliendo de la habitación agarrándose de la puerta mirando su espalda.

—Sabes que ambos no lo somos, si llegas a hacer algo al respecto te deseo la mejor de las suertes, Amelia, pero realmente hago un esfuerzo en este compromiso por mi familia y por mi Reino.

Siguió su camino por el pasillo. la eriza pensó mucho la conversación que tuvo con él.

¿Tendría alguna posibilidad siquiera? No sabía si tendría oportunidad de ver a su caballero de nuevo, o si él tendría deseo de verla otra vez.

No sabía nada de él desde hace semanas, o sobre la situación de su reino.

Una figura acercándose a la puerta la distrajo de sus pensamientos, era una mucama del castillo de Solis.

—Señorita, vuestra tía está esperando abajo —comunicó con una voz dulce.

—Claro, ya bajo, gracias.

—Llevaremos sus pertenencias abajo. —Con un gesto hizo que entraran más mucamas agarrando los baúles de madera de la rosada.

—Será mejor que vaya bajando, su tía parecía de mal humor —recomendó otra acercándose a ella.

—Ya me lo imagino —suspiró pesado—, gracias por el aviso.

Hizo una pequeña reverencia y se encaminó con las demás. Amy agarró una pequeña bolsa donde colocó la caja de Darín con el anillo, la cerró y empezó a caminar por los pasillos.

Parecía un fantasma ambulante, además por el constante silencio; había escuchado que la familia de Solis no era muy unida, lo qué destacaba principalmente era su ejército prominente, algo que atrajo la atención de Arthur, puesto que necesitaba ayuda por la guerra con Henry.

Ahora que lo pensaba bien, la guerra con Henry fue producida por un problema menor relacionado con el bosque que conectaba a ambos reinos, ahora al parecer había una nueva soberana, su padre ya había hablado con ella y establecieron un acuerdo final con sus problemas.

Deseaba saber el problema de Henry ¿Qué habrá pasado con el anterior príncipe Scourge? Ni siquiera sabía si Sonic estaba bien, sus recuerdos estaban borrosos de ese día, solo lograba recordar qué él logró salvarla de un ataque de Scourge.

Por dios necesitaba saber si estaba sano y salvo, no le importaba escapar hasta Henry para verlo una vez más.

Entre tantas cosas en la cabeza, por fin llegó a la planta baja, la esperaba un carruaje beige de Arthur, Elen parecía estar desesperada, gritaba y reñía a las mucamas para poner en marcha el carruaje.

Dirigió su mirada molesta a Amy, no diciendo ninguna palabra la agarró de los hombros y la sentó de una manera poco agradable en el asiento.

—Tú irás en este.

—¿Y ustedes? —preguntó Amy al ver que Elen cerraba la puerta.

—En el que sigue, necesito hablar con tu padre sobre algunas cosas. Deberías de estar feliz, después de todo ahora tendrás tiempo a solas con tus pensamientos.

—De acuerdo.

Se acomodó en el asiento con la bolsa en su regazo, el carruaje empezó a andar.

Por lo aburrido del viaje, eligió abrir la bolsa, en esta guardaba algunas pertenencia pequeñas, un espejo de plata, y uno que otro collar de buen gusto y por supuesto la presuntuosa caja de madera con el anillo adentro, removió las cosas para ver por completo su contenido. Sus dedos tocaron una tela suave al tacto, ella casi reconociéndola al instante la sacó de la bolsa.

Sostuvo en su mano derecha la cinta roja, que hacía unos meses había sido un obsequio por parte de Sonic. Abrió la caja de madera de Darín y sacó de la misma el anillo de compromiso, sosteniéndolo con la mano izquierda.

Con ambos objetos en manos, empezó a observarlos detenidamente.

Parecía estar haciendo una elección en su cabeza, dejar ir a Sonic y aceptar sus responsabilidades con Darín, o por todo lo contrario, buscar su propia felicidad con el único que lograba entenderla.

Suspiró pesado, agarró la cinta y se la amarró en las púas en forma de diadema. En cuanto al anillo, lo volvió a guardar en la caja hasta que llegara a Arthur.

A pesar de la guerra | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora