Capítulo 24

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Al día siguiente del baile, el salón principal estaba totalmente desordenado por la fiesta de anoche, las sirvientas y empleados del castillo muy temprano en la mañana se apresuraron a ordenar todo para dejarlo limpio, listo para el Rey Anish, además de los caballeros de guardia, que se habían quedado hasta tarde para vigilar a los invitados tenían que despertar temprano y seguir con sus entrenamientos y prácticas diarias.

En la mañana Sonic se levantó más temprano de lo usual, dio un largo bostezo y estiró sus brazos, sus púas estaban desordenadas y apenas podía abrir los ojos por la luz del sol que entraba por la pequeña ventana, repentinamente vinieron a su cabeza recuerdos de la anterior noche sonrió al recordar el suceso.

Se puso de pie y vio que aún Silver y Shadow seguían durmiendo, puso su mano en su nuca y caminó hasta la silla, se cambió rápidamente la ropa que traía; recordando el pendiente que tenía caminó hasta su cama y se puso de rodillas, debajo de esta sacó el saco dónde tenía las ropas prestadas, para devolvérselas a Vanilla.

Caminó y salió por la puerta de metal, para caminar por los pasillos en dirección a la cocina, tarareaba una canción que los laudistas habían tocado anteriormente, había sido su canción favorita de la noche.

En la cocina todos los empleados estaban ocupados moviéndose de un lado a otro para tener listo el desayuno para la familia real, horneando el pan y preparando las tazas y platos que usarían. Sonic caminó por la puerta, tratando de buscar con su vista a Vanilla, la coneja, quién estaba preparando las maderas para meterlas al horno al ver a Sonic, sonrió e hizo un gesto de espera, cerró la puerta del horno y caminó hasta la puerta de la cocina.

—Sir Shnell, que gusto, ¿Cómo le fue ayer? —preguntó Vanilla limpiándose sus manos y cruzando sus brazos con una sonrisa en su rostro.

—De hecho muy bien, muchas gracias señora Vanilla, por prestarme esto. —Sonic extendió el saco para que la coneja lo agarrará.

Vanilla lo agarró con amabas manos y correspondió la sonrisa. —No hay de qué, espero que te haya servido de algo —respondió Vanilla volteando a ver el saco en sus manos.

—Claro que lo fue.

—Me alegro mucho por eso, sé que eres alguien confiable Sonic.

La última frase fue como un nudo en su garganta, le dolía y sentía pena que ella pensara así de él cuando no era del todo cierto, él era un infiltrado de Henry, pero había aprendido del reino de Arthur y conocer a personas que ahora consideraba como amigos.

Y él no sabía que debería de hacer en esa situación.

Sonic solo fingió una sonrisa y agradeció nuevamente, caminó de vuelta a su habitación, con la cabeza nublada, pensando en Amy, sabía que debería de contarle toda la verdad, pero tenía miedo en como reaccionaria, si él la amaba tenía que ser sincero con ella, la próxima vez que se encontrarán trataría de alguna manera explicarle la confusa e inexplicable situación en la que se encontraba.

*****

Amy se levantó algo adormilada, la luz del sol entraba por las puertas de su balcón y afuera se escuchaban las melodías y cánticos de los pájaros, ella se puso de pie y caminó hasta su tocador, agarró la jarra y se lavó la cara con la agua tibia del recipiente; dos golpes en la puerta llamaron su atención.

—Pase —respondió a los llamados de la puerta, se trataba de las mucamas listas para hacer sus tareas diarias.

—Buenos días —saludó Amelia viéndolas pasar a su alcoba.

—Buenos días Alteza —respondieron al unísono al escuchar su saludo, haciendo una reverencia hacía esta.

La eriza se dio la vuelta y siguió arreglándose las púas, se alisto con un vestido color lila y salió de la habitación caminando por los pasillos.

A pesar de la guerra | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora