Sentimientos

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Ver a ese gran hombre llegar frente a él lo espanto un poco, pero lo miro, esperando que pasara algo. Si lo mataba, sabía que lucho para sobrevivir más de lo que esperaba.

El gran hombre lo miro con un deje de dolor y ladeo su cabeza con confusión. ¿Qué tenía para que lo viera así? ¿es por la suciedad que adornaba? O ¿era la sangre que estaba en sus prendas?

—¿Eres Luffy?—Le había preguntado. Lo miro un poco y asintió débilmente.

—Soy…Monkey D. Luffy—Murmuró. ¿Por qué hablaba con este hombre como si nada?

—Soy Monkey D. Garp, tu abuelo. Te llevaré conmigo—Había mirado al viejo con ilusión en sus ojos, esperanzado de tener a alguien y no estar solo, no vivir con las cosas que pasaban en su mente.

Estar solo lo hería como miles de puñales incrustados en su espalda, pensó.




-○-





Han pasado casi los dos años, solo faltaba dos meses y medio para verse con sus nakamas. Ha estado solo en esa isla, Rayleigh lo dejo con su entrenamiento, había mejorado mucho.

Los animales lo acompañaban en sus noches desoladas, en esas noches que se dejaba guiar por el mar de pensamientos. Los dominaba ahora, sabía como alejarlos, pero a veces era difícil.

Su tren de pensamientos paró cuando ese pájaro raro llegó a él y descanso en su cabeza. Lo miro con extrañeza, y se encogió de hombros, dejando al ave descansar.

El pájaro saco de su pequeña mochila un periódico y se lo dio a Luffy, levantando vuelo nuevamente.

Luffy abrió el periódico y de este cayó un cartel de recompensa. Lo tomó con cuidado, y sus ojos se abrieron con sorpresa.

Ahí, en sus manos, estaba la recompensa más esperada por él.

¡La recompensa de su pequeño, de su pequeño Ace!

Una risa feliz escapo de sus labios y vio el número.

No era tan grande como la suya cuando empezó, pero era grande para un novato. La foto estaba el azabache menor con sus sombrero cubriendo sus rasgos molestos. Sonrió con cariño y se sentó, tomó el periódico y busco las noticias sobre el niño.

Su hermanito había hecho destrozos por donde iba. Sabía que hace un mes, Ace había cumplido los 17 años, estaba feliz, pronto lo vería si tenía la oportunidad.

Fue a donde sus amigos animales y con emoción le enseñó el cartel de recompensa, exclamando que ese niño era su hermano menor.

Al terminar su gran emoción, fue a su pequeño campamento y guardo la recompensa junto al periódico. Cuando viera a Ace lo felicitaría por esa gran recompensa de 25.000.000 de berries.

Sonrió con nostalgia al recordar a ese pequeño niño que lo seguía a donde quiera que iba. A ese niño que crió con todo lo que podía ofrecerle.

Tal vez Sabo…

Sacudió sus pensamientos, no era momento. Volvió al lugar donde estaba entrenado. ¡Estaba muy emocionado! ¡Y muy feliz también!

Faltaba poco para ver a sus nakamas, y tal vez faltaba poco para verse de nuevo con Ace. Aunque sabe que todavía falta para que este llegue al nuevo mundo.

A no ser que alguien lo secuestre y se lo lleve consigo.




Por otro lado, estaban dos hombres sumidos en sus pensamientos. El primero, siendo este el cocinero de los Mugiwaras, y el segundo, siendo el espadachín de estos.

Por parte de Sanji, pensaba en los sentimientos que se han instalado en su corazón. No le gustaban, él no quería tener sentimientos por un hombre, y menos sí ese hombre es su capitán. Pero a la vez, esos sentimientos confusos y cálidos lo dejaban con sentimientos nuevos. Amaba a las mujeres, pero este sentimiento era nuevo y se sentía raramente bien.

Le gustaba cocinarle a Luffy, que este lo elogiara, cuando lo abrazaba de imprevisto diciéndole lo bueno que era tenerlo consigo. Le gustaba porque era algo que nunca tuvo en su vida, pero eso hizo que sentimiento confusos rodearan su corazón anhelante.

Los hombres lo hirieron, desde que era un niño, era un fiasco, pero para Luffy, era alguien que consideraba especial. Pero él no era el único con esos sentimientos. Sabía que el musgo se sentía igual, y no era algo que le gustaba.

Se sentía frustrado, Luffy era de ellos, al igual que ellos eran de Luffy. Pero quería más de eso, anhelaba más. No sabe el porqué, pero lo necesitaba.

No dejaría libre el paso a quienes querían arrebatarle lo más precioso.

Suspiro y negó, el reino Okama tal vez no estaba volviendo loco.




¡Ahora vamos Zoro! Quien esta en una lucha con su propia mente.

Zoro sabía que tenia sentimientos por Luffy, ya los había aceptado hace tiempo, pero ahora, que estaba separado de su capitán, se dio cuan fuerte eran.

Anhelaba el contacto con su capitán, sus palabras de cariño, su demostraciones de amor hacia su nakama, anhelaba todo de ese hombrecillo que se metió bajo su piel como un maldito gusano de tierra.

Le ponía de malhumor ver que su capitán demostraba lo mismo que hace con él, hacia el cejillas. Zoro quería que esos ojos suaves lo miraran a él, que esa boca, que masticaba grandes cantidades de comida, lo elogiara.

Su mente repetía su último abrazo, repetía el toque suave en sus mejillas, recordaba los ojos grandes y brillantes de su capitán.

Se sentía posesivo por una persona que era muy inconsciente de todo. Pudo recordar como Sanji veía a Luffy, de la misma manera que él lo miraba.

Los Mugiwaras veían a Luffy como algo precioso, la posesividad desbordaba de sus ojos, pero con ellos dos era diferentes, porque mientras el cariño de sus otros nakamas eran de familia, los suyos eran de algo más.

Soltó un suspiro y arañó su cabello con frustración.

No dejaría el camino fácil para aquellos que querían a su capitán. No lo haría mientras viviera.




En otro lugar….

Ace estaba emocionado, salir al mar era algo fantástico. Lucharía por su sueño de vencer al más fuerte. ¡Hacer orgulloso a Luffy!

Aunque estaba preocupado por su hermano, este había desaparecido. El periódico decía que él y su tripulación fueron separados, derrotados por el gobierno. Muchos decían que estaba muerto, y eso lo hacía meter en problemas al ir contra esas palabras.

Había algunos marines que hablaban mal de Luffy como si lo conocieran, diciendo cosas que no sabían. ¡Luffy era un sol de persona! Arrancaría la lengua de las personas que se atrevían decir algo mal de ese hombre que lo salvo del saco de oscuridad que lo consumía.

Había escuchado que la tripulación de Shirohige se dirigía a Paradise, decían que era para visitar a una de sus tantas islas.

Faltaba mucho para el luchar contra ese hombre, faltaba mucha islas por explorar, faltaba mucho para verse con su querido hermano.

Aunque una pequeña lucha no saldría mal….

No tengo especial de navidad gente, me dormí en eso, perdonen.

¡Un capítulo de los sentimientos de nuestros niños!

Por cierto, ¡Muchas gracias por esos 100 seguidores! Estoy muy feliz por ello, me agrada la idea de que tal vez les guste mis obras. Nos vemos <3

¡Big brother!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora