Marineford 2

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Zoro podía notar la mirada impasible de su capitán. Como esos ojos que brillaban de emoción ahora tenía de ella pero más enfermiza. Atrás del Sunny, los seguían sus aliados.

Nami les había explicado todo. Era fácil, salvar al hermano pequeño del capitán. El tipo gallo estaba emocionado, ver a Luffy pidiendo su colaboración (que no quería pedir, no quería llevar muertos inocentes en su espalda) era fantástico.

Iban llegando a Marineford, solo faltaba entrar por las puertas de la justicia.

Un buque de guerra se veía a lo lejos, y se tensaron.

Mierda.

—¡Nos van a descubrir!—Dijo Usopp, corriendo junto con Chopper como una gallina sin cabeza.

—Tranquilos, yo me encargo—Dijo Luffy con una sonrisa.

Lunático.

Era diferente. Tan diferente a la que estaban acostumbrados que les incomodaba. Tenía indicios de desquicies, burla y rabia contenida.

—¡Luffy, no!—Trato de detenerlo, pero ya era tarde.

El otro se lanzo hacia el buque de guerra, cayendo en la cubierta y siendo recibido por miradas aterrorizadas.

Un marine intento tomar el Den-den, pero una oleada de poder los hizo caer inconsciente. Camino por la cubierta con su mirada calculando cada lugar, esperando que sus nakamas llegarán a él, hasta que la radio comenzó a explicar algunas cosas.

Se acercó a esta, y descolgó el den-den, escuchando.

—“Se adelantará la ejecución del detenido. No podemos permitir que la marina quede en ridículo”—

La sangre corrió con tanta intensidad. Las venas de su frente se marcaron con fiereza y las de su cuello parecían explotar. Tenía tanta rabia acumulada que podía destruir el mundo entero.

Destrúyelos a todos, haz una masacre con ellos.

Quería destripar sus almas asquerosas y lanzarla al vacío. Rociar su castigo en ellos por ser tan malditos imbéciles.

No se dio cuenta de su mirada aterradora, no se dio cuenta del pequeño color que iban adquiriendo sus ojos. Sin embargo, algo se sentía diferente.

—¡Luffy, no te lances así hacia un buque de guerra, imbécil!—Le regaño Nami.

Por un momento, la mujer vio un pequeño color amarillento en los ojos de su capitán. En un parpadear, ya no estaba.

Raro.

—Adelantaran la ejecución—corto, apretando sus manos con rabia.

—Mierda, ¡Tenemos que llegar a tiempo!—Maldijo Nami.

Se sentía impotente de no poder hacer nada más.

Entonces, un marine que se cree valiente, habló;

—¿Crees que salvarás a Portgas D. Ace? ¡Es solo un demonio más! ¡Hay que ejecutar a todo tipo de piratas! ¡Una escoria más o menos no hará diferencia! Portgas D. Ace morirá y no podrás hacer nada, Mugiwara No Luffy—Dijo un marine que intento hacerse el valiente.

¡Big brother!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora