Rabia

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Era imperdonable, imperdonable.

¡Era tan malditamente imperdonable lo que estaban por hacer!

¿Ace ejecutado? ¡Un chiste! Mientras él viva, esos sueños de la marina no se cumplirán.

Derrumba la maleza de tu cabeza, aterriza.

Ace te necesita, deja de ahogarte.

No seas un imbécil, no ahora.

Conéctate a la tierra, tienes que seguir, deja que tus pulmones tengan aire, deja que tu corazón se calme, pensarás mejor.

La fuerza de sus sentimientos lo derrumbaron, pero era hora de que retomara su conciencia.

Era hora de que respirara profundo, y conectara con el mundo.

La rabia no podía cegarlo.

Debía demostrarle a la marina que un tesoro pirata no se arrebata  fácilmente.

Que algo que le pertenece a Monkey D. Luffy, no se arrebata fácilmente.

Sus nakamas lo miraron con preocupación y frunció el ceño. El periódico que tenía en sus manos estaba arrugado por la fuerza ejercida. Sentía su haki a punto de estallar, y era hora de calmarse, estaban sus nakamas con él, nunca ejercería su presión contra ellos, a menos que sea necesario.

Se levantó de donde estaba, sus nervios burbujeantes, su mirada prometía dolor, y eso asusto a los demás, porque nunca habían visto esa emoción en el capitán.

Nunca habían visto esa emoción de ira, ira acelerada, silenciosa y mortal.

Fue a la habitación del capitán, entre buscando en sus cosas, hasta que encontró un den-den mushi blanco.

Su mirada se clavo en este y salió a la cubierta con él, donde lo esperaban los demás, preocupados por sus acciones.

Recordó ese número de emergencia que mantenía siempre en su mente cuando era un niño y lo marcó, su mirada impasible.

Uno, dos, tres tonos y una voz gruesa contestó.

—¿Quién se atreve a llamar a este maldita línea?—Había preguntado, su voz rasposa y cansada.

—Ji-chan—Tono tranquilo, moderado, frío como picos de hielo.

Todos miraron sorprendidos, pero sin atreverse a preguntar. Sabían que Luffy y su abuelo tenían una buena relación que a veces era basada en golpes. Pero ahora, no sabían que pasaría. ¿Por qué Luffy parecía tan afectado por la ejecución de un pirata más?

—¿Luffy? ¿Cómo te atreves a llamarme?—

—¿Qué? ¿no puedo?—Su voz burlona traspasó a Garp, quien sabía que esta llamada llegaría.

—Sé porque llamas—Le dijo.

—Que bien, espero y estén cuidando bien de Ace, sabes lo que haría si no es así—Advirtió.

No tenía nada contra su abuelo, nunca lo tendría. Su abuelo era su familia, lo amaba como uno, pero sí tenía algo contra la marina, y él debía saberlo.

La línea quedó en silencio, un suspiro cansado llegó a la línea.

—Iré—Murmuró yendo hacia la barandilla del barco, sus manos apretándolas con fuerza—Sabes que haría cualquier cosa por mi hermano menor—

Silencio.

Silencio y un shock profundo llegó al barco.

—¡¿Hermano menor?!—Gritaron todos exaltados. ¡¿Cómo era posible que tuviera un hermano menor y no les haya dicho?!

¡Big brother!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora