Parpados pesados

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Dolor agrio y lleno de quemaduras.

Despertar, parpados pesados y cansancio corriendo por su cuerpo.

Fuertes respiraciones, movimientos pequeños y tensos.

Despertar de un sueño profundo siempre dolerá un poco.

Ace se removió en su sueño cuando escucho un gemido y una exhalación profunda.

Pequeños movimientos de dolor, manos temblantes y ojos desorientados.

Suspiro entrecortado y dolor disimulado.

—Mierda—Murmuró una voz.

Huesos tensos y carne estirada, el pequeño olor a goma quemada llegó a su nariz.

Los cables conectados fueron retirados de su cuerpo, sin percatarse del cuerpo acostado a su lado.

Déjalo dormir.

—Uhg, tengo picazón—Hizo un puchero frustrado.

Malditas vendas, pican como el demonio.

Sus ojos parpadean mientras su mirada se establece. Su cuerpo se contrae y su pecho profundiza el dolor que ha sentido. Su mirada sigue los colores que le muestra cuando no hay nada que mostrar.

El despertar.

Por fin había despertado.

Había despertado vivito y coleando.

Soltó una risa feliz.

La risa feliz alumbró la habitación. El sol parecía resplandecer más de lo normal. El mar rompió sus olas alegremente. La luna toma color y deja de luchar con el sol.

El rey había despertado.

Su rey, había despertado.

Sonrió en grande, sintiendo su estómago gruñir. Quiso mover sus piernas, pero no podía sentirlas.

Un ligero ceño se instalo en sus rasgos, y su boca se curvo en una mueca adolorida cuando quiso levantar todo su cuerpo.

Bajo su mirada hacia sus piernas, sin saber el peso adicional en ellas. Hasta que lo vio...

Vio a su hermanito menor. Vio a la luz de sus ojos, pero su corazón latió de culpa por alguna razón.

Por alguna razón que ahora recordó con fuerza.

Su boca se abrió ligeramente, pero no pudo emitir ningún sonido.

Recordó sus palabras.

Recordó el dolor del magma.

Recordó los sollozos y gritos de Ace.

Recordó haber muerto.

Sintió su corazón romperse al hacerlo sentir así. A él y a sus nakamas.

Soltó un suspiro tembloroso, sus manos fueron a los cabellos azabaches, acariciándolos ligeramente.

Un perdón no arreglará tu corazón adolorido. Un perdón no arreglará el miedo que probablemente sientas.

Pero tal vez, sólo tal vez, déjame tomarte en mis brazos con cariño y pedirte perdón.

—Lo siento…—Murmuró con pesar. Sus ojos parpadearon con cansancio.

Lo siento, lo siento mucho.

Luffy iba a morir en ese momento, lo sabía.

Iba a morir, eso era lo que sabía. Pero su fruta del diablo no quería dejarlo morir.

¡Big brother!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora