¡Big brother!

Dressrosa

La tensión que abundó el aire, lo sofoco. Era espesa, nebulosa y llena de malicia.

Miro hacia todos lados, buscando una salida de esta niebla tétrica. ¿Dónde estaba él?

Un susurro lo hizo voltear, mirando a la persona detrás de él. Ahí, permanecía un niño, mirando hacia abajo con sus manos nerviosas.

La incertidumbre lo tomó. Bajo a la altura del niño y con la voz más suave que tenía pregunto:

—¿Estas perdido?—El niño negó.

—Tú estas perdido, Luffy—

—¿Qué?—Desconcertado estaba ante esa declaración. ¿Cómo sabía su nombre?

—¿Por qué no me salvaste?—Pregunto el niño con voz dura—Me odiabas, ¿no es así?—

—¿De qué estás hablando?—Pregunto. Su garganta parecía cerrarse en un nudo, temiendo la respuesta. ¿Qué estaba pasando?

—¡Oh, ahora no me recuerdas!—La voz del hombrecillo salía llena de dolor, haciendo que su corazón sangrara lamentos—¡Dejaste que mi padre me llevará con él! ¡Nunca quisiste salvarme! ¡¿Querías que muriera, verdad?!—

El niño levantó la cabeza, dejando ver su cara. Era rubio, una cicatriz adorno su cara. Luffy se tambaleó, lagrimas rodaron en sus mejillas, y un quejido lamentable salió de su garganta.

—¿Sabo...?—Murmuró en shock. Se tambaleó, queriendo abrazarlo. Sabo se alejo, golpeando sus manos con rabia.

—¡¿Ahora me reconoces?! ¡Que gran chiste! ¡Me dejaste morir, te odio!—Grito.

—¡No! ¡No me odies, lo siento!-Sus manos fueron a su cabeza, tomando sus cabellos con fuerza—¡Sabo, por favor! ¡Trate de salvarte! ¡Nunca quise que te fueras de mi lado! Perdóname, perdóname—Se balanceo de un lado a otro, sus ojos muy abiertos. El dolor bailo en ellos, lagrimas cayeron esa niebla que lo rodeaba.

Llego odiarse por no salvar a Sabo, ¡¿Por qué fue tan débil?!

—Mentiroso. Mentiroso, Luffy. Sólo querías que muriera, ¿verdad? Fuiste tan débil y me dejaste morir—Esa voz que ahora no podía recordar, esa voz que poco a poco fue desapareciendo de sus recuerdos, le decía palabras de odio. ¿lo merecía? No lo sabe.

—Sabo, perdóname, por favor...—Su respiración se entrecortó, sus manos temblaban, al igual que su cuerpo. ¿Cómo pudo dejarlo morir? Era su tesoro.

Sabo se dio la vuelta, caminando lejos de él y entró en pánico. Se levanto con sus piernas temblorosas, queriendo correr hacia el blonde.

—¡Sabo, espera!—Extendió sus manos, queriendo alcanzarlo.

Corrió con todas sus fuerzas, pero no fue suficiente. Cayó de rodillas, y trato de levantarse nuevamente.

—Vive con el arrepentimiento de no poder hacer nada, te lo mereces—

Sus lágrimas no dejaban de caer. Todo parecía encerrarse en su mente, repitiendo una, dos, tres veces lo que había dicho el blonde.

¡Vive con el arrepentimiento de no poder hacer nada, te lo mereces!

Se lo merece.

Se lo merece, se lo merece, se lo merece-

Su cuerpo despertó con una fuerte sacudida.