Capítulo LXXIII

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Me quedo un buen rato en esa sala desierta, llorando con cada avión que despega

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Me quedo un buen rato en esa sala desierta, llorando con cada avión que despega. Quiero pensar que a cada minuto que pasa, la presión en mi pecho se hace un poquito más pequeña, pero no me voy a engañar, me duele mucho que se hayan ido y aún no lo asumo, si no, no seguiría en esta sala.

Una parte de mí se alegra mucho por ellos, pero otra desea que entren por la puerta diciendo que no han cogido el vuelo.

Voy a coger otro clínex pero no queda ninguno en el paquete, los he gastado todos. Miro a mi alrededor y estoy llena de clínex usados. Los recojo todos y los tiro a la papelera. Miro la pista por última vez y respiro hondo, es hora de volver a casa.

Entro en mi coche, agarro con fuerza el volante y arranco. El camino de vuelta es largo e intento distraerme pensando en mi chico, en las ganas que tengo de verle, en lo emocionada que estoy por la fiesta de pijamas de este fin de semana con las chicas... Pero al final mi mente siempre acaba en el mismo sitio, pensando que la Navidad está a la vuelta de la esquina y la voy a pasar sola. Bueno, sola sola, no, con la familia de Derek, pero mis hermanos no estarán. Quizá eso es lo que más me duele. Si su viaje hubiera sido en cualquier otro momento del año lo habría pasado de otra manera, me habría dado pena, como todas las veces que se han ido este año, pero no lo habría pasado tan mal.

De todas formas, tengo que reconocer que este año está siendo el más duro para mí. Nunca me habían dejado sola tanto tiempo. En mi primer año de instituto, si tenían que irse un par de días me dejaban con la vecina de al lado, nuestra vecina de toda la vida, nos ha visto crecer a los tres y estaba encantada de cuidarme.

En Seattle vivíamos en un edificio de apartamentos, en el centro. Estaba muy bien ubicado, mis hermanos tenían cerca la universidad y yo tenía el colegio.

Mi primer año de instituto lo cambió todo. Seguimos teniendo el piso, era de mi padre y mis hermanos no lo han querido vender. Ahora está cerrado, nuestra vecina le echa un ojo de vez en cuando.

Desde ese momento, mis hermanos comenzaron a viajar y yo me fui con ellos, estudié online y todo nos iba muy bien. Yo aprobaba y pasaba de curso con muy buenas notas. No he vuelto a ese apartamento desde el incidente.

Cuando vinimos a vivir aquí y mis hermanos compraron nuestra casa actual, me encantó. Una casa independiente, con jardín y un amplio salón era lo que siempre había querido tener yo.

No les culpo por perseguir sus sueños, yo también quiero hacerlo cuando llegue mi momento y menos mal que hemos conocido a la familia de Derek, si no, esto habría sido mucho más duro y en el fondo sé, que si hubiera estado sola, sin amigos, me habría ido con ellos.

Por suerte no ha sido así, les voy a echar mucho de menos y me duele su partida pero aquí soy feliz. Tengo un novio al que adoro, unos mejores amigos increíbles y unos suegros que valen oro.

Voy a estar bien. Lo voy a estar por mí y por ellos.

Cuando quiero darme cuenta ya estoy en mi calle. Aparco el coche en la entrada y respiro hondo. Sólo queda esta noche, será la más dura, pero mañana tendré fiesta con las chicas, haré mis maletas y me iré a vivir con mi novio. Qué bien suena eso, ¿no?

Love Atrévete a enamorarte (#Love I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora