Épocas adelantada 2 [Anne with an e]

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- No lo niegues. Me acuerdo un día en el muelle, te vi con él. Parecíais muy unidos, con una conexión más allá de la de una buena amistad. – me miro, pero al ver que yo no sabía que decir siguió hablando – No sé porque sigue en ese barco cuando podría estar aquí contigo.

- Al parecer lo prefiere antes que a mí.

- Bueno, eso no podemos saberlo, no es como si pudiera venir aquí cuando él quiera. Apuesto a que está deseando verte como tú le estas deseando ver a él.

- Ojalá.

- Te voy a pedir una cosa. – yo asentí – Cuando vuelva quiero que lo primero que hagas sea acercarte y decirle todo lo que sientes por él.

- Yo... yo no siento nada por él.

*Te ha dolido.

- Si te sigues engañando así dolerá más hija. Te lo dice una mujer que lo ha tenido que negar toda la vida.

- ¿Cómo?

- Tenia que negar lo que sentía por mi compañera.

- Pero al final pudo expresarlo.

- En secreto, con un número de personas muy reducido y de confianza máxima. Tú que puedes expresarlo hazlo, a ti nadie te hará nada por expresar lo que sientes.

Me quede pensando en ello, tenía razón, pero... ¿me gustaba Gilbert Blythe? O simplemente le echaba de menos y me estaba confundiendo, o a lo mejor simplemente lo estoy idealizando, llevo mucho tiempo sin verlo y puede haber cambiado mucho.

- Deja de pensar con la cabeza un segundo y empieza a hacerlo con el corazón, lo veras todo más claro.

No pude responderla ya que la familia Barry y Anne bajaron por las escalares y nos saludaron.

- Oh, buenos días – nos saludó el señor Barry sin esperar encontrarnos aquí.

- Buenos días. Vamos a desayunar. – declaro la señora Barry.

Todos se dirigieron a la cocina.

- Vamos, comer un poco te vendrá bien – yo asentí y me levanté para después ayudarla yo a ella a levantarse.

Tras la charla que habíamos tenido me había quedado pensativa. Como dijo ella intente apagar por primera vez en mucho tiempo las voces de mi cabeza que me decían que estaba confundida y encendí la de mi corazón, algo que no había hecho en años. Este decía claramente lo que pensaba. Estaba enamorada de Gilbert Blythe.

*Theo va a gritar muchísimo cuando se lo cuentes.

Y justo en ese momento se volvieron a encender las voces de mi cabeza, con el volumen más alto que nunca ¿Qué pasa si no vuelve? ¿O si vuelve y no siente lo mismo que yo? ¿Y Ruby? ¿Se lo tomara bien? ¿Cómo se lo digo a las chicas? ¿Theo cuanto gritara? ¿O cuantas veces me dirá que ya lo sabía, y que es un genio y que siempre tiene razón, que es que siempre le tengo que hacer caso? Mi cabeza era un lío, pero mi corazón estaba más claro que el agua.

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Estábamos con la señora Barry escogiendo cortinas para ella. Anne, Diana y yo nos hacíamos las interesadas y Minnie May la estaba liando por ahí.

- Ya he visto esta actitud en madre. Cuando se enfada con padre le entra una obsesión por la decoración.

- ¿Cuánto crees que le durara? – cuestiono la pelirroja.

- Lo suficiente.