Épocas adelantada 2 [Anne with an e]

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Gilbert y yo nos encontrábamos en mi casa, en el cuarto de costura, yo estaba terminando de coser mi vestido para la fiesta de la tía Josephine y Gilbert estaba leyendo un libro de mitos sobre la salud.

- Gilbert – le llame - ¿Te puedo pedir un favor?

- Claro mi amor, ¿Qué pasa?

- Ya sabes que Theo y yo vamos a la fiesta de primavera en dos días...

- Si – dijo incitándome a seguir, ya que había hecho una breve pausa.

- Me preguntaba que si a ti y a Bash os importaría quedaros aquí a cuidar de mi madre. Ella ha exigido que Theo venga conmigo y no quiero dejarla sola por si pasa algo – dije con preocupación, no quería que empeorara, ella es mi pilar, si se va no me queda nada.

- Claro que nos quedaremos con ella.

- ¿A Bash le parecerá bien?

- El adora a tu madre, después de lo bien que nos recibió en Navidad la tiene en un pedestal.

- Muchas gracias – me acerque a el para darle un corto beso.

- Me gusta esta manera de agradecimiento.

Yo reí un poco y volví a sentarme ante la maquina de coser, solo me quedaba coser las mangas y la capa de tul.

- Vas a ser la más guapa del baile.

- Eso intento. Le mande algunos diseños a la tía Josephine y me dijo que eran muy buenos y que seguro que causaran tendencia en su fiesta. Seguramente allí haya personas interesadas en algunos de mis vestidos o trajes asique voy más por tema de negocios que por divertirme.

- Seguro que triunfaras – dijo acercándose a mi y dejando un beso en mi frente, un beso que se sintió reconfortante y lleno de cariño.

De repente un gran estruendo sonó en la casa. Asustada me levanté inmediatamente y salí del cuarto.

- Ahhh – oí a mi madre gritar

Fui directa a la habitación de la que procedía el grito. Al entrar al cuarto de la mayor me la encontré tirada en el suelo y a su lado un vaso roto de agua.

- ¡Mamá! – dije alarmada acercándome rápidamente a ella para ayudarla a incorporarse y que se volviera a tumbar en la cama.

- ¿Qué ha pasado? – pregunto Theo entre jadeos ya que había oído el ruido desde el salón y había vendo corriendo.

- Solo me he caído al intentar agarrar el vaso de agua, no ha pasado nada.

- Te podías haber cortado, si no llegabas nos lo tenías que haber dicho.

- No necesito ayuda para beber agua – dijo malhumorada.

- Eso está claro – dijo el francés sarcásticamente – Voy a por la escoba y un trapo para limpiar esto – comentó al recibir una mala mirada de mi madre.

- Mamá, ya sabes que si necesitas ayuda para cualquier cosa no s lo puedes decir, no es ninguna molestia.

- Es que no me gusta que tengáis que estar pendientes a mi todo el día. Soy adulta, puedo hacer las cosas yo solita.

- Es verdad, eres adulta, pero estas enferma y muy débil, lo último que necesitas ahora es caerte al suelo y ponerte peor. Además, tu llevas cuidando de mi toda mi vida, es hora de que yo te cuide a ti.

- Que bonito – dijo Theo desde la puerta – A ver tu seca el suelo que yo barro – dijo dándole a Gilbert el trapo.

- Esta bien – dijo Gilbert haciendo lo que le mando el chico.

- Uy, mira que obediente. A lo mejor te contrato – bromeó.

- Unas monedas más nunca hacen mal – rió el pelinegro.