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El viaje a casa fue algo tenso. Todo el mundo estaba enfadado. Pero no me importo mucho porque yo ya estaba metida en mis pensamientos de nuevo.

Al llegar a casa vi que la que me recibía a fuera no era mi madre, sino Theo. Me extrañaba, pero no le di mucha importancia.

- Hola – fui corriendo a abrazarle – Tengo que contarte mucho.

- Yo también.

Eso no me lo esperaba, normalmente no hay mucho que contar.

- Perdona. – interrumpió la señora Barry - ¿Puedo hablar con Claudia?

- Lo siento mucho, pero la señorita Creevey no se encuentra en estado de atender visitas. Si quiere, puede decírmelo a mí y yo la informare a ella – respondió amablemente mi amigo.

- Da igual, ya hablare con ella cuando se encuentre en mejores condiciones – y sin nada más que decir se metió en el coche de caballos y se fue.

- ¿Qué ha pasado?

- Entra y te lo contaremos.

El me acompaño hasta la puerta, la abrió para dejarme pasar y me dirigió a la habitación de mi madre. Ella se encontraba tumbada en su cama con la cara algo pálida, parecía cansada.

- ¿Mamá? ¿Estas bien?

- Si cariño, solo me he enfermado, pronto me pondré bien.

- Lleva sin levantarse desde ayer – me informo Theo.

- ¿Ha venido el medico?

- Si, dijo que tenía la fiebre alta y que debía que guardar reposo.

- ¿Es grabe?

- Bueno, dijo que no se curaría rápido pero que con suerte se pondrá bien.

- ¿Con suerte? – pregunte preocupada y sentándome junto a ella, sosteniendo su mano.

- Tranquila mi amor, me pondré bien. Además, hay temas más importantes.

- No creo...

- Gilbert te ha mandado una carta – dijeron los dos al unísono, mi madre saco una carta del cajón de su mesita y me la tendió.

Yo la agarre y me la quede viendo.

- Justo lo que yo tengo que contaros también tiene que ver con él.

- Te vas dos días y se nos acumula el drama – se sentó Theo a mi lado.

- Bueno, pues todo esto empezó cuando hablé con Josephine Barry... - comencé a contar.

Les conté todo lo ocurrido y todo lo que hablé con Josephine. Ellos escuchaban atentamente. Y, obviamente, Theo no dejaba de dar su opinión al respecto.

- AHHHHH – grito mi amigo – Por fin lo admites en voz alta. Los sabía, ya te lo había dicho. Si es que siempre tengo razón en todo. No sé porque no me hacéis más caso, si soy el mejor.

Épocas adelantada 2 [Anne with an e]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora