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- Cassie, debiste impedir que cogiera el barco – me volvió a reclamar Ruby.

- Lo sé – dije sin levantar la mirada.

Solía reclamarme el dejar que Gilbert se fuera, al principio me molestaba, pero ya simplemente lo ignoro.

- Si se cae al agua y se ahoga, será por tu culpa.

- Eso también lo se.

- Volvería si supiera que hay oro en su granja – intervino Josie.

- Cassie le ha enviado una carta ¿Verdad Cassie?

- Si, pero no responde.

- ¿Le habrá pasado algo? ¿Y si se ha ahogado?

- No, ahora está en Trinidad, seguro que solo quiere estar tranquilo unos días y disfrutar del lugar, ya responderá.

*Eso espero.

- Parece tan solitario – dijo Anne sin prestarnos atención. La chica estaba mirando a Cole, que estaba sentado debajo de la pizarra.

- A mí me parece más triste y guapo que solitario – opino Josie.

- Josie está loca por Cole – intervino Jane.

Todas reímos ligueramente.

- No es así, simplemente soy observadora.

- No hay ningún chico más guapo y triste que Gilbert Blythe – Ruby.

- Tienes razón – todas me miraron.

*¿Lo he dicho en voz alta?

- Quiero decir... Emmm.... Tal vez deberíamos ir con Cole, para que no se sienta solo – me apresure a decir.

Diana y Anne se miraron significativamente, agarramos nuestras cestas y las tres fuimos con el chico. Eventualmente fueron llegando las demás, menos Josie, que fingió hablar con las mayores y se fue.

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Al finalizar la escuela me dirigí a donde estaba el señor Phillips.

- Hoy no me podre quedar, tengo cosas que hacer. Dejaremos lo del castigo para otro día.

Sin dejar que me respondiera salí por la puerta.

- ¿Vamos Cassie? – me dijo Anne esperándome.

- Ir vosotras, yo tengo que hacer algunas cosas antes.

Las tres nos despedimos y comencé a caminar hacía la casa en la que había dormido varias veces y ahora estaba vacía.

Me quede enfrente de la casa analizando todo un poco.

- No – dije después de pensar lo que estaba haciendo.

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Llegué a casa y subí a mi sala de costura. Me quede sentada en la mesa para empezar a coser, pero no podía dejar de sobre pensar todo.

- Al diablo – me levanté y comencé a meter hojas de papel, un lápiz, un montón de tela, hilo y agujas en una maleta. Bueno, dos, la tela ocupa bastante.

Bajé las escaleras y volví a la casa, no sin antes decirle a mi madre y a Theo una excusa barata.

Al encontrarme enfrente de la casa otra vez me quedé quieta unos segundos hasta que empecé a andar hacia la puerta, abrí esta con una horquilla que tenía y la cerré detrás de mí, dejando la maleta en el suelo.

- Qué de polvo. Yo no puedo trabajar así.

Sin mucho más empecé a buscar un trapo para quitar por lo menos el polvo de la mesa. Por suerte lo encontré rápido en uno de los cajones de la cocina, y lo pasé por la mesa de la cocina.

- Necesito algo para las medidas.

Subí a la habitación y revisé todo el armario y si encontré lo que buscaba. Unos pantalones y una camisa, con eso podría arreglarme.

Me pase toda la tarde diseñando cosiendo y cortando. Llevaba algunas horas con sueño, pero lo ignoraba, hasta que no pude más y subí a la habitación. Me quite el vestido y las botas. Deshice la cama y me tumbé en esta, dejando que el sueño me venciera.

Y una vez más me volví a dormir en casa de Gilbert Blythe.

Épocas adelantada 2 [Anne with an e]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora