Scorbus ♥~ A Través De Un Sueño ~ ♥🐍

Crisis

Me acabo de dar cuenta de que Wattpad me borró medio capítulo al subirlo!!! Lean de nuevo xd sorry

Albus estaba en crisis, no había salido de la cama desde hacía dos semanas. Apenas veía a Scorpius pues este seguía sus clases en Hogwarts, tenía actividades extras los fines de semanas y a duras penas lograba visitarlo en las noches cuando llegaba lo suficientemente cansado como para acostarse aún con el uniforme a su lado y caer rendido...

Philips era quien le llevaba las comidas y le hacía compañía. El señor Malfoy estaba muy ocupado y solo iba a supervisar su recuperación. Le había puesto un hechizo para evitar que se levantara de la cama y aún seguía enojado.

Albus escuchó el crepitar de la chimenea y por la hora debía ser Draco. Llegó a su habitación y éste, como ya era costumbre, suspiró en el umbral de la puerta antes de aplicarle los hechizos y darle las pociones.

–En serio me vas a aplicar la ley del hielo? Quizás me excedí pero peor era lo que vivía allá adentro...

–No estoy molesto contigo Albus, estoy molesto conmigo por dejar que esto te pasara bajo mi supuesto cuidado... Me molesta ver como te destruyes por ir en contra de tu padre, esto no solo te afecta a ti si no a tus hermanos, a tus amigos, a Scorpius... Agatha y yo estamos preocupados y ya no sé cómo ayudarte si no dejarte aquí en un lugar seguro los días que te faltan para cumplir la mayoría de edad y que vuelvas para cursar tu último año en Hogwarts sin la persecución del ministerio.

–No sé.... Eh yo...

– Albus... puedo llegar a entender cómo te sientes, pasé por algo similar, ahora solote estoy tratando de proteger a ti... De ti mismo. Pero estás en una negación total.– Albus tuvo la decencia de lucir avergonzado, no supo que responder.

–Hoy Agatha vendrá con Altair, ella había estado en América y por eso no había venido antes. Se quedarán un tiempo, imaginé que querías conocer a Altair.

–Claro! Me encanta su nombre.

–Obvio, es la tradición Black ya sabes– Bromeó Draco aligerando el ambiente.

–Gracias por todo Draco– dijo Albus antes de que se fuera.

Se encontraba en la bañera, tenía la mirada perdida cuando alguien tocó la puerta con tal delicadeza que solo podía ser Scorpius, éste abrió la puerta y le miró con un sentimiento que Albus no supo explicar. No era lástima, era una especie de preocupación mezclada con dolor y algo más que no supo identificar. Albus se sentía culpable y estúpido, Draco tenía razón el había dado demasiadas preocupaciones. Miró a Scorpius que le había dicho algo pero no le había escuchado...

–... Que si necesitas ayuda? – repitió Scorpius sentándose en el piso junto a la bañera para quedar cara a cara.

–No lo creo.

–Como te sientes?

–Bien– físicamente si se sentía bien pero su pecho era un torbellino de sentimientos ansiosos que le carcomían por dentro, la dicotomía de continuar con el plan de Grindewald o dedicarse solo a sus seres queridos, trató de mantener la compostura pero cuando Scorpius le acarició la cabeza no pudo evitar llorar.

–Ya, estás a salvo, tranquilo– decía Scorpius mientras le limpiaba las lágrimas con el agua de la bañera – Agatha está apunto de llegar y mi papá pregunta si te terminaste de morir en el baño porque te has demorado mucho.

Tiró de la cadena para drenar el agua y el propio Scorpius tomó una toalla para secarlo.

–Puedes hacerlo con magia– dijo Albus con la voz aún quebrada. No se acostumbraba a la idea de estar sin magia.

–No, como tu novio es mi responsabilidad cuidar de ti y si puedo consentirte en el camino pués mejor. –Albus sonrió y se dejó consentir como si fuese un niño.

–Lo haces para que no me sienta mal por no poder usar mi magia.

–Eso sería estúpido, seamos realistas sabías los  riesgos que corrías al hacer esto, lo hiciste? Pues ahora asumes las consecuencias, sería tonto si quieres evitarlas y más tonto aún mentirte a ti mismo. Lo más que puedo hacer –Dijo ayudándolo a sentarse en la cama mientras le buscaba ropa en el armario– es aprovecharme de tu debilidad y hacer todo por ti, no te imaginas lo feliz que me hace saber que dependes, aún más, de mi.

Albus sonrió y le lanzó una almohada.

Por primera vez en mucho tiempo, a pesar de sentir que su futuro era incierto  tenía un buen presentimiento.

Cuando vio a Agatha no pudo evitar abrazarla y felicitarla. Ella se había ganado parte de su confianza y cariño.

–Tiene 3 meses– dijo mostrandole un bebé regordete.

Era rubio, rubio platinado como su padre, una naricita respingada y unos inmensos ojos azules que lo veían con facinación. Se le permitió cargarlo y Albus se puso nervioso, sentía que en cualquier momento se le caería.

Toda su vida había gritado que odiaba a los niños por ser ruidosos, dependientes, llorones y cualquier otra razón que se le pasara por la mente, pero ahora con aquel ser tan frágil en sus brazos sin ningún tipo de malicia, regalándole una sonrisa de oreja a oreja mientras trataba de capturar su nariz con sus diminutas manitas y se carcajeaba cada vez que se le escapaba sintió algo demasiado raro que no pudo explicarse, un profundo cariño y unas ganas incontenibles de repartir un montón de besitos es su rostro, y así lo hizo mientras el bebé seguía carcajeandose el se dedicaba a darle mimos de los que, si hubiera estado en sus cinco sentidos, se habría burlado.

Nadie pudo separar a Altair de Albus, tuvo que darle de comer una compota, sacarle los gases y mecerlo hasta que por fin se durmió, porque cada vez que su madre se acercaba para agarrarlo ponía una cara de crup desamparado apunto de llorar. Albus fingió que le fastidiaba, solo un poco, no podía parecer una niñera.

Albus no podía borrar la sonrisa de su cara cuando se fue a acostar, se decía a sí mismo que estaba feliz de tener a Scorpius a su lado, pero la verdad es que aquella sensación de paz que le había dejado aquel minihumano era algo que había estado esperando desde quién sabe cuándo.

Esa noche se durmió abrazando a Scorpius con la mayor certeza que había tenido en años.