Deneb Kepler
Cada lágrima que derramó Hazel fue una pequeña cortada para mí, de esas tan finas que apenas se logran ver, pero te arden y molestan por días.
Supe de inmediato que no era normal, que tanto contacto con ella había provocado que algo creciera entre nosotros. Me cegué a tal grado que lo primero que pasó por mi cabeza fue que entre nosotros estaba creciendo una amistad. De esas bonitas, sinceras y sanas, de esas que no te confunden a mitad de camino.
Y aunque nunca había formado una amistad tan sólida y duradera, no me negaba a tener una. Marcus era lo más cercano a un mejor amigo, sin embargo, no sabía cuánto iba a durar esa amistad. Ya no hablaba con mis amigos del colegio y creía que me iba a pasar lo mismo con los amigos de la universidad una vez que terminara la carrera.
Cuando el ascensor se abrió dejó ver a muchas personas con trajes finos. En mi vida había estado en una fiesta como esa, había ido a un matrimonio de una prima de mi madre hace unos cuantos años atrás, y no se comparaba con lo que estaba viendo en aquel momento. Personas adineradas, podía saberlo hasta con los ojos cerrados, el olor a vida acomodada se podía percibir con facilidad. Todos estaban con una copa en la mano y charlaban en un tono adecuado bien distribuidos por el lugar. La decoración era sorprendente, había un equilibrio perfecto entre la sobriedad y el lujo, no dejando que pasara a la extravagancia ni a lo insípido.
Los padres de Hazel nos levantaron la mano con sutileza y fuimos con ellos de inmediato.
—Cariño, mira qué linda te ves —la halagó su madre.
—No más que tú mamá —le dijo ella y miró a sus padres—. Ya les había dicho, pero muchas felicidades. Se merecen esta celebración y más.
Nos quedamos ahí un momento hasta que más personas se comenzaron a acercar a los padres de Hazel para darle sus saludos. Un camarero pasó por nuestro lado y ambos sacamos una copa para estar a par con los demás. Para eso pensé que era, pero cuando Hazel respiró profundo y se bebió el líquido dorado de una sentada, supe que no.
—Hazel...
—Si quieres que soporte la noche necesito al menos medio litro de alcohol.
—Bien, tranquila, te dije que te iba a ayudar —le recordé.
—¿A qué? ¿Hay algo que puedas hacer acaso? —me preguntó, mirando para todos lados, buscando a Philip.
—Sí, hacerte disfrutar la noche.
—Deneb, por Dios —murmuró, como si mis palabras fueran absurdas.
—Bien, hablemos de algo que te pueda interesar... —le dije, intentando que su mirada se detuviera en mí, y dejara de escanear toda la habitación—. Mmm... El universo...
—No te ofendas, pero...
—¿Nunca has pensado en cuando llegue el fin? —le interrumpí.
—¿Hablas del cambio climático o el apocalipsis?
—¿Apocalipsis? ¿Es en serio? —pregunté, incrédulo por esas palabras que me sonaron a fantasía.
—Mi colegio era católico, Deneb, ¿qué quieres que haga?
—Hablo de un fin mucho más grande, el fin del universo. Eso del apocalipsis déjalo para la sección de terror de una biblioteca promedio.
—No, la verdad es que hay muchas cosas más importantes e interesantes en mi cabeza antes de pensar en eso... —dijo con voz suave e indiferente. Su mirada aún no recaía en mí. Si hubiese tenido su atención, de seguro hubiéramos comenzado a debatir sobre la posibilidad de que existiera un apocalipsis.
![](https://img.wattpad.com/cover/330934360-288-k688655.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Estrellas en el firmamento ✔️
RomanceHazel jamás pensó que, en la noche del cumpleaños de su mejor amiga, iba a conocer a un chico que le cambiaría el sentido al resto de sus días, ni mucho menos que después de una propuesta por parte de él, ella terminaría fingiendo ser su novia delan...