Capítulo 47

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Hazel Bell

Terminé de transcribir la entrevista que me había concedido el señor Walsh. Duró 30 minutos con exactitud, y apenas me dejó hacerle tres preguntas, ya que no paró de hablar en ningún momento. Había grabado solo el audio con una grabadora que ocupaba para las típicas clases extensas donde mi concentración no duraba más allá del primer bloque. No me permitió ni tomarle fotos ni grabar la videollamada. Pude haberlo hecho a escondidas, pero no encontré necesario pasar a llevar su confianza, él me estaba haciendo un favor y yo como mínimo debía respetar sus reglas. Aunque fue apenas media hora, habló tanto que me demoré más de cinco horas en transcribir todo, mis dedos se sentían aturdidos al terminar, casi sentí cómo se desprendían de mis manos para tener su merecido descanso.

Alexia no había pasado la noche en la residencia, llegó durante la mañana. Apenas entró por la puerta caminó hacia mí y cerró mi laptop de golpe. Había pasado una buena noche, se le notaba en toda esa maraña de cabello y labios hinchados.

—¿Arreglaron las cosas?

—Primero que todo, buenos días. Yo también estoy muy bien, gracias por preguntar.

—Las formalidades dejémosla para los extraños.

—No es formalidad, es educación.

—Ya, contéstame —insistió

—¿A qué te refieres?

—A Deneb, Hazel, a ese chico con el que te has acostado desde finales de diciembre —me explicó—. ¿Acaso no fue demasiado evidente que Marcus y yo los dejamos solos para que se arreglaran?

—Mmm, pensé que era para dejarlos tranquilos y así fueran a follar en paz.

Alexia se sentó en mi cama, tirando de mi brazo para que me sentara junto a ella. Su sonrisa comenzó a desplegarse poco a poco, hasta quedar en una que no aguantaba de felicidad.

—Comimos en un restaurante monísimo, caminamos por la calle tomados de la mano y luego fuimos a un hotel. No de esos que la gente va con sus amantes, todo lo contrario, era uno donde van personas decentes a pasar la noche.

—Y seguro ustedes se comportaron como tal —bromeé.

—No nos podían pedir mucho, cumplimos dos meses de novios. Teníamos que... celebrar.

Solté una risa pequeña e intenté levantarme para volver a mi laptop, pero la mano de Alexia fue más ágil, obligándome a quedarme en mi lugar.

—¿Se arreglaron o solo lo llevaste a la residencia?

—Cuando dices que nos arreglamos, ¿a qué te refieres? —pregunté en un tono curioso.

En el fondo sabía a lo que se refería, pero no estaba claro para nadie. Fue como un secreto que todos conocían, pero por mantener la paz mental y una buena convivencia, decidimos quedarnos callados. Tal vez debí preguntarme mucho antes a dónde me estaban llevando mis acciones y mis malditas mañas inculcadas de poca comunicación cuando todo comenzaba a complicarse.

—A que si volvió a ser todo como antes. Donde podíamos salir los cuatros entre risas y miradas cómplices... Ya sabes.

—Ay, Alexia... —murmuré y puse mis ojos en blanco.

—Extraño hacer citas dobles, la pasábamos muy bien.

—Nunca han sido citas.

—Hazel, por favor. ¿Si no eran citas por qué siempre se terminaban besando?

—Bueno, porque...

—¿Se arreglaron o no? —me interrumpió, más seria e impaciente.

—Sí, nos arreglamos, si es que crees que tener sexo es la solución a un problema.

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