Capítulo 64

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Deneb Kepler 

El silencio por parte de Marcus me impacientaba. La razón era simple, no podía ver su rostro para darme un indicio sobre lo que pensaba, pero ya me podía imaginar qué expresión tenía.

—Déjame ver si entiendo, quieres que hablemos de ella, pero sin decir su nombre...

—No, no quiero hablar de ella —le aclaré por milésima vez—. Pero el tema la podría o no involucrar, así que cuando sea momento de mencionarla, no digas su nombre.

—Así que Ha... ella, ¿se convirtió en Voldemort?

Solté una risa ante su comentario. Porque de cierta forma era verdad, su nombre no debía ser nombrado, al menos no en mi presencia.

—Vamos, si estuvieras aquí y soltero me ayudarías —le insistí.

—Pero no estoy allá, ni soltero —repuso Marcus.

—Pero jamás olvidarás cómo ligar con una chica.

—Esas cosas no se olvidan, es como andar en bicicleta —respondió con obviedad—. Aunque supongo que después de un tiempo uno se oxida.

—Marcus, en serio, creo que jamás ligué con una chica siendo consciente de lo que estaba haciendo. O sea sí, pero cuando ellas ya se habían acercado a mí, lo que facilitaba todo porque me dejaban saber lo que querían desde un principio.

—¿Y con ella?

—Hablo de una situación normal —le respondí al instante.

—Bien... —soltó en un suspiro. Lo tenía un poco harto con el tema, se notaba—. Entonces quieres ligar con alguien.

—Gracias por comprenderlo al fin, el plan del celular no es ilimitado.

—Te voy a ayudar, aunque si Alexia me escucha, de seguro que termino durmiendo en la casa del perro.

—¿Tienes un perro?

—No, pero sí una casa para perro. No preguntes la razón.

—No pregunto, pero ya dime qué hacer.

—Primero que todo, ¿cuáles son tus requisitos? —preguntó, adoptando un tono serio.

—Que respire —respondí con simpleza—. No lo sé, Marcus, nunca he tenido un tipo de chica, creo que... Cualquiera que quiera pasarla bien.

—Me haces esto difícil, Deneb... —murmuró, intentando mantener la paciencia—. Pero veamos qué sale.

—Te escucho.

—No puedes llegar a un bar e incluirte a un grupo de personas, parecerías un raro necesitado. ¿Es el caso? Tal vez, pero no tenemos que demostrarlo.

—¿Me vas a humillar en cada paso? —le pregunté fastidiado.

—Ya, lo siento —se disculpó y adoptó un tono profesional—. Entonces, observas la barra y visualizas a tu objetivo. Debe ser una chica que esté sola y que casualmente tenga un taburete disponible a su lado. Te sientas con un aire desinteresado. No la miras de inmediato, ¿comprendes? Primero debes generar interés en ella, conozco a varias que sienten algo atrayente por tipos que no quedan como bobos observandolas, sino que la ignoran un buen rato antes de siquiera fijarse en su presencia.

—Mucha información...

—Tomas algo para relajarte. Intenta que sea un buen trago, algo que llame la atención. Luego de la nada sueltas un comentario. Debe ser un comentario que suene tanto para ti como para ella, cosa que si no te contesta, no quedes como un loco con amigos imaginarios.

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