Hazel Bell
Aún sentía rastros del último orgasmo que tuve, había sido hace unos minutos, pero mis piernas y mi interior se seguían tensando en pequeños choques eléctricos extendiendo el placer.
Deneb me volvió a besar, el primer beso lento de la noche, el primer beso delicado donde nos dábamos el tiempo para sentirnos el uno al otro solo rozando nuestros labios, pero al pasar los segundos los fue corriendo por mi cuello para llegar a mi clavícula, su respiración pesada la sentí ahí, caliente y abrazadora, para que luego esta recorriera el camino de vuelta desviándose hasta llegar a mi oreja. Pensé que volveríamos a empezar, eso me dio a entender, pero no fue así.
—Me encantaría quedarme un rato más —murmuró—. Pero debo irme...
Se separó de mí y se sentó en la orilla de la cama, prendió la pequeña lámpara dejándome ver por primera vez su desnudez. Se me volvió a acelerar el corazón, había olvidado la naturalidad de un cuerpo descubierto y sudado, porque había vuelto al principio, donde uno apenas quiere mostrar su piel por la vergüenza, cuando después de tocar, besar y disfrutar a la otra persona, te tapas con una manta como si eso pudiera devolver la intimidad ya robada del reciente desquite. Él no volvió al principio, fue como si ni siquiera conociera qué significaba estar ahí, no intentó tapar ni un centímetro de su ser, en cambio yo, apenas la luz se hizo presente, me cubrí con una sábana.
—¿A dónde debes ir a las 4 de la mañana?
—Al aeropuerto — respondió
—¿Al aeropuerto? —lo cuestioné, intentando enfocarme en su rostro.
—Sí, antes de que fuéramos a la cama conseguí cambiar el boleto. Sale en dos horas.
Yo asentí. Pero había muchas dudas respecto al tema que aún no podía ordenar, me sentía algo aturdida por el placer, pero sobre todo desconcertada por el repentino corte que me dejó colgada.
Deneb se vistió rápidamente, su cuerpo aún sudaba, ¿cómo no?, si hace menos de diez minutos él seguía dentro de mí. Y ahora se encontraba parado en medio de mi habitación, recogiendo sus cosas con apuro para echarlas a su maleta.
—Deneb...
—¿Qué?
—¿Estás escapando de mí?
Él me sonrió divertido, como si lo que acababa de decir fuera algo sin fundamentos, para luego negar reiteradas veces.
—¿Por qué haría algo así?
—No lo sé.
—No estoy escapando de ti —me aseguró.
Si él lo decía no tenía por qué no creerle. Se supone que no teníamos que mentirnos entre nosotros, no había razón para hacerlo, ninguno de los dos le debía nada al otro.
—Estamos hablando, ¿sí?
Él se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, rápido, seco, sin ni un poco de delicadeza, ni romanticismo, ni con ganas de seguir acostado a mi lado por el resto de la noche. Nada, tan frívolo que se me hizo un nudo en el estómago.
Salió de la habitación con su maleta en la mano. En ese momento me sentí más desnuda de lo que estaba, y sin poder evitarlo, me sentí usada.
Fue sexo, sabía en ese momento que solo quería quitarme las ganas, ese deseo que estaba rondando dentro de mí de probarlo, de sentirlo, de saber lo que él era capaz de hacer. Eso quería. Y lo conseguí, pero aún así, no podía dejar de tocar aquel lado sensible que me decía que él fue el único chico con el que había estado después de Philip.
Me acomodé en la cama y miré a mi alrededor. Las mantas estaban revueltas, el pijama que había elegido específicamente para esa noche se encontraba botado junto a mi ropa interior, la caja de condones que sacó de su maleta seguía en la mesita de noche y el olor a Deneb permanecía en mi habitación.
Me sentí extraña, después de mucho tiempo volví a explorar el placer. Un tipo de placer que había olvidado que mi cuerpo era capaz de sentir, y el chico que me ayudó a sentirlo se había ido.
Tomé mi laptop. Aunque había puesto todos los datos de Deneb y solo el número de mi tarjeta para pagar el boleto, me seguían apareciendo los detalles en el correo. No salía que había cambiado el boleto de avión. Busqué si existían cupos para los vuelos de esa noche, y ni siquiera estaba disponible su destino, el clima no acompañaba para que el avión volara de forma segura.
No tenía dudas, Deneb había escapado de mí.
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Estrellas en el firmamento ✔️
RomanceHazel jamás pensó que, en la noche del cumpleaños de su mejor amiga, iba a conocer a un chico que le cambiaría el sentido al resto de sus días, ni mucho menos que después de una propuesta por parte de él, ella terminaría fingiendo ser su novia delan...