Hazel Bell
Cuando tomé la decisión de acompañar a Deneb, no pensé en las consecuencias. No pensé ni siquiera en algo, porque mi cuerpo reaccionó por sí solo. Sin procesar sus palabras y con tan solo escuchar su llanto, fui a prender mi laptop para comprar un boleto de avión que me llevara hasta él. Fue instantáneo, y de las decisiones más repentinas que había tomado.
No sabía que días después iba a estar recibiendo un «te amo» de su parte.
No sabía que esa confesión me haría quedarme a su lado.
No sabía que él me haría dudar de todas mis decisiones en el último tiempo.
No sabía que desde ese momento no iba a poder controlarme.
Estaba en esa casa conviviendo con Deneb y su madre, acompañándolos a sobrevivir a las primeras semanas después de la muerte de Edwin, sin contestarle el celular a quien en ese momento aún seguía siendo mi novio, y sonriéndole al chico que me había confesado su amor con las palabras más usadas y desvalorizadas de la vida, pero que para mí, significaron todo.
—¿Ya llegaron? -pregunté.
No hizo falta una respuesta, pues Alexia y Marcus estaban en la sala. Habían prometido pasar la navidad junto a Deneb para acompañarlo, así que ese 24 de diciembre llegaron con sus bolsos y un par de regalos para quedarse hasta el día siguiente.
Dentro de todo el dolor, la casa se sentía bien. Las conversaciones en la mesa que incluían esos momentos melancólicos, los cuales creía que me iban a incomodar pero eran todo lo contrario, me hacían sentir parte de sus vidas, y no supe la razón por la que fue tan fácil acoplarse a ellos.
Durante la primera semana, Deneb no salió mucho de la habitación, las comidas las dejaba a la mitad y apenas tomaba aire fresco por su ventana. Por la noche dormía junto a él, abrazándolo. Y antes de cerrar los ojos, me preocupaba de que se quedara dormido primero.
No fue raro volver a compartir una cama con Deneb, se me hizo fácil, normal, y eso inevitablemente me asustó. Porque por más que mis acciones hacia él fueran genuinas y sin malicia, no podía parar de pensar en qué estaría pasando si la situación hubiera sido al revés, si fuera Philip quien estuviera abrazando a alguien más por las noches, si intentara tranquilizar a otra piel que no fuera la mía. Y no, no me llené de celos al pensar en eso, pero sí me llené de angustia con la sensación de traición rondando. Porque era muy consciente de que por más cómoda que me sentía a su lado, no era correcto lo que estaba haciendo.
Fue agradable pasar navidad con ellos, sobre todo con Alexia, que aunque habíamos mantenido el contacto durante todo ese tiempo, no nos habíamos visto en persona. Fue la falta de tiempo, y tal vez algo más...
—¿Qué vas a hacer?
Froté mis manos antes de llevarlas a los bolsillos de mi abrigo, y con el mismo rostro que me había acompañado desde el principio de la conversación, negué.
—Creo que es muy evidente lo que debes hacer, Hazel.
—Sí, pero... No es tan fácil, Alexia.
—Tal vez no tengas que terminar con él. Si Marcus se va a consolar a su ex por semanas, lo mandaría a la mierda.
—Espero que lo haga, me lo merezco...
—Tampoco tanto —se apresuró a decir, al notar que realmente me sentía mal por todo el asunto—. ¿Has hecho algo malo? ¿Se han... besado?
—No —contesté al instante—. No ha pasado nada entre nosotros.
—¿Segura? Yo no me aguanto durmiendo con alguien.
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Estrellas en el firmamento ✔️
RomanceHazel jamás pensó que, en la noche del cumpleaños de su mejor amiga, iba a conocer a un chico que le cambiaría el sentido al resto de sus días, ni mucho menos que después de una propuesta por parte de él, ella terminaría fingiendo ser su novia delan...