Capítulo 59

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Hazel Bell

Decidí tomar desayuno en el balcón, aprovechando el sol mañanero. Mi cabello estaba húmedo por mi reciente ducha, mis ojos se caían del cansancio y mis energías estaban por el suelo. El esfuerzo que requería para estar despierta a las siete de la mañana, era descomunal en esos días. Quería volver a la cama y dormir tan solo cinco minutos más, pero hubiera sido un gran engaño a mí misma, pues sabía muy bien que esos cinco minutos se convertirían en tres horas.

Me giré cuando escuché el ventanal deslizarse, Alexia daba pasos hacia mí con una pereza que se notaba a kilómetros.

—Philip salió de la habitación anoche...

—No pasó nada.

—Lo sé.

No se veía molesta, lo que me pareció extraño. Pensé que me iba a seguir dando el mismo monólogo de siempre respecto a él, y yo seguiría con la misma actitud defensiva.

—¿Y cómo lo sabes?

—Porque no escuché gemidos, ni movimientos de cama extraños, ni aplausos que claramente no son aplausos.

Reí mientras le daba una mascada a la tostada.

—Y además, he visto cómo dejas a un chico después de tener sexo, Hazel. Él no parecía haber caído en tus garras.

—Tomaré eso como un halago.

—¿Estudiamos? Necesito una compañera fiel para hacer el método Pomodoro, o de lo contrario no funciono.

—25 minutos estudiando y 5 minutos conversando.

—No, el otro.

—¿El otro? —inquirí, frunciendo el ceño.

—Sí, el de nosotras. Ese que es 25 minutos estudiando y 25 minutos hablando, sabes que con 5 minutos no alcanzo ni siquiera a darte el contexto de la situación.

Volví a reír un poco más animada y accedí a estudiar junto a Alexia, como cada día. Caminé hasta mi habitación para ir por mis apuntes y acomodarlos en aquella mesa que había sido parte de todas nuestras horas de estudio, y también de llantos de frustración por parte de ambas.

Alexia debía defender su investigación y yo rendir un examen de alta dificultad, así que el estrés estaba a niveles impensables en el departamento.

Prendí mi laptop y fui a mi correo por si había alguna novedad. Pero lo único que volví a revisar, fue el último mensaje del profesor Hill.

Para: Hazel Bell

Asunto: Examen final

Le recuerdo que el día 13 de junio a las 9:00 AM debe presentarse en el aula 601 a rendir su examen. No habrá una segunda oportunidad, si llega a fallar, tome este año como perdido.

No crea que podrá recurrir al jefe de carrera, ni mucho menos al rector. Yo seré el encargado de revisar su examen cuando lo haya finalizado, estoy tan ansioso como usted de saber si tiene las capacidades para pasar este curso. Cinco preguntas, esa es la cantidad en la que puede fallar. Ni una más, señorita Bell, créame que no tendré piedad.

Respiré profundamente antes de cerrar mi correo y volver a hundirme en todos los resúmenes que tenía a mi alrededor. Iba a dar lo mejor de mí, pero no estaba segura si mi mayor potencial iba a bastar. Tenía muchas cosas en contra, entre el tiempo, mis inseguridades y el profesor quien estaba encargado de realizar y revisar mi examen. Pero no era capaz de decirle a mis padres que no me iba a graduar de mi especialización, no era capaz de fracasar ante el mundo. Estaba decidida a hacer lo que estuviera en mis manos para poder graduarme.

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