CAPÍTULO VI

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VINCENT MASLOW

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VINCENT MASLOW

Una de las pocas cosas que Vince no disfrutaba de ser CEO de una empresa, era que, incluso cuando su trabajo estaba a cumplido a tiempo, siempre surgían imprevistos que alteraban todo su esquema de trabajo. Era meticuloso con su tiempo, se encargaba de organizarlo con antelación porque no tenía minutos que perder, el dicho "el tiempo es dinero" era literal en el mundo de las finanzas; sin embargo, en ocasiones ni siquiera la planificación lograba prevenir lo imprevisto. Como ahora, que se encontraba con una pila de documentos por revisar sobre su escritorio y cincuenta correos por responder.

-Aquí están los archivos que pidió.- Anunció Cody dejando las carpetas frente a él. -¿Hay algo más que necesite?-

Sí, whisky frío, una aspirina y a ti desnudo debajo de mi... Mierda, lo estaba haciendo de nuevo.

Vince miró la hora en su Rolex.

-Niño, tu hora salida era a las seis y ya son las nueve.-

-No hay problema.- Aseguró tomando asiento sobre la silla que siempre usaba. -Si lo hacemos juntos terminará más rápido.-

-Es demasiado tarde.-

Cody encogió un hombro. -No tengo prisa por volver a casa.- Tomó una carpeta y la abrió. -En serio, no hay problema, me quedo a ayudarle.-

Vince no debatió más, no tenía tiempo para ello, en compañía de Cody, continuaron con el trabajo pendiente.

Vince se había acostumbrado a trabajar con aquél joven, a ver su rostro calmado en concentración. Cody pasaba más tiempo con él en su oficina que en su cubículo, siempre sentado del lado opuesto del escritorio, trabajando con eficiencia. Los días en los que no trabajaba en la oficina, aquel espacio en su escritorio se sentían extrañamente vacío.

Durante la semana, Vince había estado buscando excusas para pasar a la dulcería en la que trabajaba Cody, porque disfrutaba los productos que ofrecía por supuesto, no porque sentía un cosquilleo de emoción cada que sus ojos se topaban con la delgada figura del chico. Mindy parecía cooperar con su deseo de verlo, pues seguido lo enviaba por dulces y bebidas.

Por lo que sí, se acostubró a ver su expresión de concentración, pura e incorrompible, justo delante de él. Claro, su cercanía hacia el chico era un arma de doble filo pues, ante su presencia, Vince se sentía como un hombre deshidratado rodeado de agua de mar, tan hermosa e invitante pero imposible para él de tomar.

El trabajo de cinco horas lo terminaron en dos, la falta de necesidad de Cody por calculadoras les ayudó a agilizar procesos por lo que terminaron antes de que el reloj diera las once.

-Te llevaré a tu casa.- Ofreció cuando ambos se pusieron de pie. -es lo menos que puedo hacer.-

Cody aceptó sin debatir y se encaminaron a su auto.

SUGAR & DADDY (YAOI HARD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora