Vincent Maslow sabía que no debía desearlo, su nuevo asistente temporal estaba completamente fuera de sus propios límites, demasiado joven para él, demasiado impoluto, y aun así no podía apartar sus ojos de él, no podía evitar imaginar los escenario...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<
VINCENT MASLOW
-Llegamos.- Anunció su padre estacionando la camioneta pick up. -Hogar dulce hogar.-
-Querido, siempre dices eso de cada lugar nuevo que habitamos.- Dijo su madre.
-Porque cualquier lugar en el que estén ustedes es mi hogar.- Respondió su padre dándole un beso.
Vince hizo una mueca y bajó de la parte trasera del vehículo. Se desempolvó las rodillas y contempló la que sería su nueva casa a partir de ahora. Se veía enorme, aunque a los ocho años, todo parecía enorme, pero Vince sabía que era grande para cualquiera, su padre, quien era un hombre gigantesco, se veía pequeño ante semejante casa y terreno tan amplio.
La casa era hermosa, algo desteñida y descuidada por los años de abandono pero nada que no pudieran arreglar, su madre podía hacer bonito cualquier cosa que tocara y su padre sabía reparar lo que sea.
Frente a la entrada al patio, había un letrero que tenía un nombre escrito. Vince pasó su pequeña mano sobre el metal oxidado, estaba caliente por los rayos del sol.
-¿Hope?- Leyó.
-Ese era el nombre antiguo de este lugar.- Dijo su padre, parándose a su lado.
-¿Cómo se llama ahora?-
-Agatha.- Respondió. -Igual que tu abuela.-
Vince miró a las ventanas, observó las cortinas detrás del cristal moviéndose por alguna corriente interna en la casa. A pesar de ser tan grande, ese lugar era muy callado.
Sintió la mano de su padre sobre su hombro. -Ayudame a bajar las cosas del auto.-
Vince lo siguió y recibió dos maletas pequeñas.
-Dame la maleta grande también, papi. Puedo cargar más.- Dijo decidido.
-Yo sé que sí, Vin-Vin.- Respondió su padre poniéndose de cuclillas, inclinándose un poco a él como si quisiera contarle un secreto. -Pero quiero impresionar a tu madre con lo fuerte que soy, ¿crees que puedas dejarme las maletas grandes sólo por esta ocasión?-
Era un motivo válido, así que Vince accedió.
-De acuerdo.-
Su padre le revolvió el cabello y de nuevo se levantó. -Muy bien, campeón. Adelántate y deja las maletas en la sala, iré por las demás cosas.-
Vince asintió y corrió emocionado por ver su nueva casa desde adentro, jamás había vivido en una con tres pisos, su familia había vivido de departamento barato en departamento barato, una casa así de grande se sentía como un palacio.
Desbloqueó el seguro con la llave sintiéndose como todo un adulto, abrió la puerta y se adentró en el recibidor. El interior era oscuro y silencioso, Vince solo fue capaz de ver hasta donde la luz de la puerta pudo alcanzar.
