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VINCENT MASLOW
-Oye, ¿ese no es el chico que...?- Susurró una chica.
-Sí. No hables tan fuerte, o podrá oírnos.- Respondió su amiga con una mano al lado de su boca.
Vince escuchó, siempre los escuchaba susurrar. También podía verlos desviar la mirada frente a él para luego clavar sus ojos juzgadores en su espalda. Así había sido desde aquella noche. Los niños se alejaban de él con sólo verlo y los que tenían la suficiente valentía para hablarle, sus madres les prohibían acercarse. Fiestas de cumpleaños, reuniones extraescolares, todas estaban fuera de cuestión cuando se trataba de Vince, al menos desde sus ocho años.
Pensó que los rumores y secretismo de los demás terminaría con el pasar del tiempo, pero a sus trece años, no se detenía. El pueblo era un lugar comunicativo pero en la prestigiosa academia Wellington lo era más. En ese instituto, si alguien estornudaba en un extremo de la escuela, el otro extremo se enteraba casi de inmediato. Así funcionaban las bocas humanas.
Vince podía oírlos murmurar sobre él, por los pasillos, en la cafetería, en el salón de clases, a veces incluso estando a solas. Por eso prefería las plantas y los animales, ellos no lo juzgan por su pasado y aceptaban su compañía sin cuestionar. En cada receso y hora libre que tenía disponible, se refugiaba en el vivero de la escuela, era el único lugar donde lograba encontrar paz. Cuando llegó por primera vez, era un espacio abandonado detrás de la escuela con plantas secas y basura por todos lados, pero después de meses de trabajo duro, el lugar estaba limpio y lleno de vida. Vince disfrutaba ese lugar por el dulce aroma de las plantas, tenía de todo tipo, incluso se podía llevar unas cuantas para preparar té en casa, se sentía orgulloso de sí mismo al pasear la mirada por el colorido follaje del lugar.
Vince abrió la puerta del vivero y fue bienvenido por su viejo amigo.
-Miau para ti también.- Susurró poniendo una rodilla en el suelo para acariciar al minino detrás de las orejas. -¿Qué tal va tu herida?-
El animalito acarició su palma con su afelpada mejilla, un pequeño vendaje rodeaba su patita anterior derecha. Virgilio era un gato amigable con Vince, pero era arisco con los demás animales, se metía en peleas con gatos callejeros todo el tiempo y Vince terminaba sanando sus heridas.
Si tuviera más espacio en casa, con gusto te llevaría conmigo. Siempre pensaba mientras trataba sus lesiones.
-Ven, te daré algo de comer.- Dijo poniéndose de pie. El gatito negro lo siguió con la colita en alto, casi dando saltitos.
Vince sacó unas pocas piezas de jamón que trajo de casa y las esparció en el tazón, Virgilio saltó al ataque al instante, devorando la comida como si muriera de hambre, a pesar de lo obeso que estaba gracias a Vince.
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SUGAR & DADDY (YAOI HARD)
RomanceVincent Maslow sabía que no debía desearlo, su nuevo asistente temporal estaba completamente fuera de sus propios límites, demasiado joven para él, demasiado impoluto, y aun así no podía apartar sus ojos de él, no podía evitar imaginar los escenario...