CAPÍTULO XXXIV

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VINCENT MASLOW

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VINCENT MASLOW

El corazón de Cody volvió a latir a las 12:40 am.

Después de cinco minutos continuos de reanimación cardiopulmonar, el pecho de Cody se elevó de la cama, inhaló fuerte y recuperaron su pulso. Acorde al médico, durante la cirugía se creó una fístula que propició una infección a nivel sistémico y por tanto una respuesta inflamatoria severa, la fibrilación se complicó y el corazón de Cody dejó de latir por unos minutos.

Cuando finalmente se estabilizó lo llevaron a cuidados intensivos y Vince pudo hacerle compañía. Verlo con tantos tubos y cables conectados a su cuerpo inconsciente casi lo tumbó hasta hacerlo caer de rodillas. El chico se veía tan frágil.

Vince se sentó en la silla junto a su cama y sujetó su mano.

Según los médicos, sólo era cuestión de que la anestesia pasara y Cody abriera los ojos, la falta de oxigeno no duró tanto y debido a que tuvo atención inmediata ningún tejido pareció sufrir dañó irreversible.

Su Baby Boy estaría bien, era todo lo que le importaba.

Ahí permaneció Vince, a su lado, mirando su latido a través de la pantalla y su rostro simultáneamente, atento a cualquier cambio. Las enfermeras fueron muy dulces con Vince, le prestaron ropa de pacientes que de un modo u otro abandonaron el hospital y no pudieron reclamarla después. Aunque no le gustaba vestir ropa de muertos, agradecía las prendas frescas, estaban limpias y de momento no podía abandonar la habitación o mandar a alguien a que le trajera cosas. Así que vistió una camisa blanca usada, unos jeans gastados y dos tenis que no hacían par, no le importó, sólo quería ver que Cody abriera los ojos.

La madre de Cody no lo visitó ni una vez, tampoco su padre. No le sorprendía, pero eso tampoco disminuyó la rabia que sentía hacia ellos.

A Vince no le importaba nada del exterior, la carta que hacía unos días quemaba en su bolsillo al punto de carbonizar la cara externa de su muslo ahora ni siquiera se sentía en su pantalón. Su única preocupación era Cody.

Dentro de esa habitación de hospital, el paso del tiempo era imperceptible, podían haber pasado horas o podían haber pasado días, la espera era interminable. Vince sólo quería ver los ojos grises de Cody abiertos y llenos de brillo como siempre.

Vince esperó paciente. Dos días después de la operación, los párpados de Cody se abrieron unos milímetros y lo escuchó exhalar a través de la boca.

-Vin...- Le escuchó susurrar.

Vince se levantó de la silla y en un instante estuvo sentado a la orilla de la cama, a su lado. Cody estaba despierto, finalmente había abierto los ojos y hablado con él.

¿Es algo de esto real? Se preguntó incrédulo por el milagro frente a él.

-Vin...- Su voz sonaba rasposa, como si sus palabras hicieran fricción entre ellas.

SUGAR & DADDY (YAOI HARD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora