Vincent Maslow sabía que no debía desearlo, su nuevo asistente temporal estaba completamente fuera de sus propios límites, demasiado joven para él, demasiado impoluto, y aun así no podía apartar sus ojos de él, no podía evitar imaginar los escenario...
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CODYADLER
Tan pronto sus parpados se abrieron, Cody recordó lo sucedido el día anterior. Las compras, el osito... la sangre.
Bajó la mirada a sus manos vendadas, notó el leve tono rojo sobre sus nudillos.
-Sucedió de nuevo.- Dijo en voz baja.
-Así fue.-
La voz lo sobresaltó y miró a su lado. Caleb estaba ahí, como siempre.
Cody cerró los ojos y suspiró.
-Pensé que no volvería a pasar.-
Tantos meses de psicoterapia, tanta meditación y ansiolíticos y aun así, pasó de nuevo.
Sintió algo duro contra su brazo, abrió los ojos. Caleb sujetaba un vaso de cristal con agua tibia. Cody dio un largo trago y el agua lubricó su garganta.
-Gracias.- Musitó regresándole el vaso.
-¿Cómo te sientes? ¿tus heridas duelen?-
Cody trató de agitar los dedos, sus nudillos dolieron de inmediato ante el movimiento.
-Un poco.-
Aun podía sentir la sangre caliente entre sus dedos, el crujir de huesos bajo sus nudillos. Náuseas le revolvieron el estómago al descubrir que todavía tenía sangre seca bajo las uñas.
Caleb pareció notarlo, descansó su mano en su hombro y lo estrujó un poco.
-Hey, no te castigues a ti mismo por lo que pasó.- su tono era suave. -No hiciste nada malo, te defendiste y golpeaste a un homofóbico, eso debería contar como servicio a la comunidad si lo piensas bien.-
-Aun así.- Dijo Cody. -Perdí el control.-
-Todos lo llegamos a perder de vez en cuando.-
-No como yo.-
-Eso puede ser cierto, pero es entendible, estabas en una situación peligrosa, es natural que hicieras lo necesario por sobrevivir.-
Cody aún tenía fresca la imagen de ese sujeto corriendo hacia Vince, la punta de su navaja apuntando hacia su cuello. Cody reaccionó de inmediato, como un instinto, no podía dejarlo cortar su carne.
-¿Cuánto tiempo dormí?-
-Unas horas, son las nueve de la mañana ahora.-
Cody miró por la ventana, el sol iluminaba la habitación, ofreciéndoles calor.
-¿Donde está Vince?-
-Lo envié a dormir al sofá, si permanecía aquí se quedaría despierto toda la noche.- Sacudió la cabeza. -Déjame decirte, es tan testarudo como tú, puedo ver porqué se llevan tan bien.-
