EPÍLOGO II

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VINCENT MASLOW

(10 años después)

Las puertas de metal se cerraron y Vince le echó un vistazo a su reflejo. Su cabello que solía ser castaño oscuro con unas cuantas canas ahora era gris a excepción de uno dos cabellos por aquí y por allá. Su barba también, nunca hizo el más mínimo intento por teñirse, siendo honesto disfrutaba como se veía.

A Cody ciertamente parecía gustarle también, su cabello de sal y pimienta, solía llamarlo. Silver Fox, fue uno de los términos que Cody usó para él.

Las puertas se abrieron y sonrió orgulloso al leer la placa en la puerta de la oficina frente él.

Cody Adler.

CEO

Tomó la manija y abrió la puerta entrando en la oficina.

Cody estaba parado delante de la ventana que iba desde el piso hasta el techo. Con las manos entrelazadas tras la espalda, perdido en el hermoso paisaje que Londres exhibía frente a él.

Vince rememoró el momento en el que se lo encontró en su propia oficina muchos años atrás, contemplando la ciudad de San Francisco a través de su ventana. Lo recordó con cariño, lucía tan pequeño y frágil, pero tan determinado al mismo tiempo. Su ambición fue la primer cosa que admiró en él.

Ya no era ese chico envuelto en incertidumbre, ahora era un hombre seguro y poderoso que había alcanzado cada meta por su cuenta. Era testarudo y buscaba conseguir sus propias victorias, Vince tuvo que apretar los puños y respetar sus deseos, pero al final estaba feliz de que lo consiguiera.

Su cadena hotelera tuvo un complicado inicio pero con la mente brillante de Cody al mando, consiguió sacarla a flote y convertirla en una cuyo prestigio y fortuna superaba a la de cualquiera en el mercado. Los hoteles Hilton temblaban de envidia por el éxito de los hoteles Adler.

-¿Planeando maneras de cómo dominar el mundo?- Preguntó Vince llegándole por sorpresa desde atrás.

Lo rodeó con sus brazos, pegó su pecho a su espalda y descansó su mentón sobre su hombro. Cody descansó sus manos sobre sus antebrazos acariciando las mangas de su saco.

-No necesito dominar el mundo, ya tengo el mío aquí.- susurró Cody besándole el antebrazo.

La nuca de Cody descansó sobre su hombro, aun recordaba cuando el rostro de Cody le llegaba al pecho, era un adolescente de dieciocho años entonces, ahora era un adulto, uno alto y condenadamente atractivo. Miró sus facciones reflejadas en el cristal, eran más maduras, masculinas y llenas de experiencia adquirida con los años. Sin embargo, sus ojos jamás perdieron ese juvenil asombro y fascinación por el mundo, su rostro aún reflejaba inocencia y dulzura que Vince consumía con ambición cada que tenía oportunidad.

Cody era feroz en los negocios y un líder natural en su empresa, pero en los brazos de su Daddy, con sus dedos rodeando su polla y sus labios contra su piel, Cody seguía siendo su Baby Boy.

Cada noche en la cama, Cody soltaba todo el poder y el control y se refugiaba en su Daddy, Vince lamía sus heridas del día, ahuyentaba las preocupaciones laborales y se dedicaba de lleno a complacerlo, a guiarlo, a darle tanto placer como su cuerpo le hiciera posible.

De vez en cuando cedía el control y se dejaba dominar por Cody, pero era claro qué era lo que los dos disfrutaban más.

Miraron la torre Isabel a lo lejos, se veía diminuta desde un edificio de esa altura. Cody acababa de instalar una nueva sucursal en Londres y se había asegurado de hacerlo construyendo un hotel más alto que cualquier construcción en la ciudad. Su afición por los lugares altos nunca terminó tampoco.

SUGAR & DADDY (YAOI HARD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora