Daemon y Daenerys solían desayunar bajo el palo santo que crecía en el jardín de la terraza, mientras veía cómo los dragones se perseguían alrededor de la cúspide de la Gran Pirámide, donde antes había estado la enorme arpía de bronce. En Meereen había muchas pirámides menores, pero ninguna tenía ni la mitad de la altura que aquélla. Desde allí alcanzaba a ver toda la ciudad: los callejones estrechos y tortuosos, las anchas calles de adoquines, los templos y los graneros, las chozas y los palacios, los burdeles y las casas de baños, los jardines y las fuentes, los grandes círculos rojos que eran las arenas de combate. Y al otro lado de las murallas estaba el mar color estaño, los meandros del Skahazadhan, las colinas resecas, los bosques quemados y los campos ennegrecidos.
La corte se reuniría en tan sólo unos minutos, por lo que los dos se prepararon para recibirlos en la sala de audiencias un piso debajo de su habitación. Daenerys se retiró antes del desayuno para que sus doncellas la bañen, la peinen y la vistan, mientras que Daemon hacía el trabajo por sí mismo.
Cuando llegaron a la sala, allí ya los aguardaban Ser Barristan Selmy, Jorah Mormont, Daario Naharis, Gusano Gris, Herrath Ball y Rylon Sand. Todos se pusieron de pie cuando los reyes llegaron, y se sentaron cuando ellos lo hicieron primero. El Blackfyre había notado la ausencia de su mano, por lo que se lo preguntó a Herrath.
—Ha dicho que una urgencia lo retrasaría— le respondió el rubio, dedicándole una tranquilizante sonrisa.
—Bien— asintió él —. ¿Qué hay de nuevo? ¿Gusano Gris?
—Los cuerpos de los Amos fueron hervidos y sus huesos fueron entregados a sus familia como la Madre de Dragones ordenó— dijo el eunuco con aquella solemne mirada —. Todos han alabado su grandiosa generosidad.
—Me alegra— comentó Dany, tomando el mando de la conversación porque comprendía lo mucho que las reuniones le aburrían a su esposo por mucho que quisiera ocultarlo —. ¿Cuántos han solicitado audiencia esta mañana?
Sin embargo, antes de que Daario pudiera responderle, Edavro ingresó en la sala con una expresión que variaba entre la preocupación y la ira. El tyroshi se quedó en silencio para que el niño hable, ya que parecía tener un asunto urgente que atender.
—Majestades— hizo una marcada reverencia a los monarcas y luego dirigió su mirada al hombre, quien descubrió que era algo serio por la manera en la que su ceño estaba fruncido —. Ser Jon me envía, majestad. Tiene que ver esto.
Sin más nada que esperar, Daemon se disculpó con Daenerys y salió del lugar seguido de Edavro, Herrath y Rylon. Y aunque el platinado quería saber por adelantado el problema que enfrentarían, su escudero insistió en que tenía que esperar a llegar al campamento de la compañía para saber, pues habían sido las órdenes de Ser Jon.
Después de atravesar los interminables y escalonados pasillos de la pirámide, cuatro caballos lo esperaban en las puertas de esta y con un avivado galope llegaron al sector de la ciudad en la que la Compañía Dorada se apostaba. Meereen era tan grande que en sus campos cabían tres campamentos suyos, y fue por eso que algunos soldados prefirieron mantener sus tiendas y puestos, también aprovechando los recursos que la ciudad les proveía.
—Edavro no abre la boca, ¿tú me dirás que ocurre?— le preguntó Daemon a Ser Jon cuando lo encontraron de pie fuera del almacén.
—Treinta hombres han desertado y hurtado nuestra comida— informó el caballero con su característico semblante de seriedad, aunque también lo abordaba algo de preocupación —. Han dejado esto— le extendió un pergamino doblado.
"Traidor" leyó cuando desplegó el trozo de papel.
Su mandíbula se tensó, al igual que cada músculo de su cuerpo. Con una de sus manos arrugó el pergamino y lo arrojó a sus pies. No sólo habían desertado a su liderazgo, sino que le habían robado y, como si fuera poco, se habían dignado a llamarlo traidor. Sus propios hombres.
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El Dragón Negro «Una Canción de Hielo y Fuego»
Fanfiction"¿Y tú quién eres?" dijo el orgulloso lord. Así comenzaba la melancólica melodía de las Lluvias de Castamere, una canción conocida por muchos como el himno de la casa Lannister. Al oírla, era de suponer que algo malo pasaría. Eso ya no ocurría con c...