Capítulo X: Jenny de Oldstones

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Las puertas del Gran Salón se abrieron, dando paso a su presencia. Los lores de todo el reino que se habían reunido para luchar estaban sentados en mesas paralelas discutiendo lo que sea que Jon Snow les había propuesto. El nombrado Rey del Norte estaba en una mesa más elevada, frente a todas las demás, acompañado de sus hermanas y Tyrion Lannister. Dos asientos a su lado estaban vacíos. 

Fueron unos segundos de duda. Entonces el primer lord se puso de pie ante la llegada de los reyes. Lo siguió todo el resto, incluso los Stark se vieron obligados a levantarse. No podían huir de eso. Y recién al ver a todos de parados frente a ellos, Daemon y Daenerys dieron el primer paso hasta llegar a la mesa. 

Las problemáticas fueron dichas a ellos también para que se unieran a la discusión, pero eso fue lo último que Daemon hizo. Más bien se mente se volvió un completo blanco. Estaba allí, lo sabía, con su barbilla siendo sostenida por su puño para evitar que su cabeza caiga en ese estado de completa indiferencia. Sintió el ambiente. Tan lúgubre y melancólico. Las personas miraban con esperanza al bastardo de Ned Stark como si este fuera a decir lo necesario para mantenerlos vivos. Era casi divertido verlos. 

Y por mientras, allí estaba él. 

De seguro ninguno sabía que gracias a él vivirían. Por él cada persona dentro de ese salón vería la luz del amanecer después de la Larga Noche. Pero nada. Se sentía solo. Desolado sería una mejor definición. Debía ser el único que estaba completamente seguro de que ganarían, pero era eso lo que lo desolaba. La profecía sería cumplida y él ya no sería nadie más. Su esposa en nombre de la casa Targaryen tomaría el Trono de Hierro; Jon Snow sería el salvador de la humanidad; Y él, el vástago de los Blackfyre, un bastardo en busca de gloria que no le correspondía, sería olvidado en cada una de las canciones. Su nombre pronto se borraría y, en el futuro, las personas dirían "¿Ese no fue Daemon II? ¡Cielos, no, entonces se trataba del quinto el que se casó con la Madre de Dragones!". Tal vez era el destino de los Blackfyre ser olvidados o dejados de lado por los Targaryen. 

—Castle Black ha enviado un cuervo diciendo que el Rey de la Noche ha derribado el Muro —leía ser Davos desde un pequeño pergamino —. Aquello fue posible gracias al fuego del dragón traído nuevamente a la vida por los Otros. 

Esa noticia fue suficiente para transportarlo nuevamente al salón en el que estaba. La sangre se le heló. Viserion. Su dragón ahora era utilizado en su contra. Tan sólo recordar cómo cayó desde los cielos lo llenaba de odio. 

—Es todo por hoy —sentenció Jon Snow, notando la incomodidad de los platinados al escuchar las palabras de Davos. 

Daemon ese día no se presentó ni a cenar y tampoco salió de su habitación. Claro que tal comportamiento inquietaba a Daenerys, pero asumía que se trataban de sus nervios previos a la batalla. Ella estaría igual pronto, de eso estaba segura. No obstante, a la mañana siguiente, cuando abrió los ojos, su esposo ya no estaba allí. Había sido notificado de la llegada del primer ejército aliado. No eran los hombres a los que esperaba, sino lo que llevaban. 

—Majestad, ¿qué se supone que haremos con todos estos barriles? —preguntó Edavro, subiéndose a la carreta para ver mejor —. ¿Qué es?

—Si no quieres causar una catástrofe, mejor bájate de ahí, niño —advirtió Jon Connington cuando observó de cerca qué era exactamente lo que tenían dentro —. ¿Este fue el pacto?

—Podría decirse —respondió Daemon, notando el líquido verde brillante que chorreaba por la madera —. Lo pondremos alrededor del castillo, incluso podríamos lanzarlo con catapultas. 

—Majestad, si no se lo controla podría arder todo el Norte. 

—Entonces caven una fosa alrededor del castillo, pongan el fuego salvaje dentro, luego cúbranla y ya está —el platinado lo miró con una sonrisa arrogante —. ¿Piensas que no lo tuve en cuenta, Jon? Tranquilo, pronto llegarán más cargas de King's Landing. Mientras tanto, encárgate de la fosa y la posición de los arqueros. Es lo que más me preocupa. 

El Dragón Negro «Una Canción de Hielo y Fuego»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora