Anhelo del corazón

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Llevo viajando más de dos días viajando por el océano, sobreviviendo de la comida que compré con el mercader y remando continuamente para llegar lo más rápido posible; no me he perdido porqué desde se distingue la costa de Tsushima, al partir parecía un minúsculo punto, pero ahora la playa es visible. De repente, el viento sopló y junto con las corrientes de agua, sacudieron el barco. Me dí cuenta de que el mar se tornó de un anormal color azul oscuro.
Por si las dudas, revisé en el diario para comprobar si se trataba de un yokai y resulta que sí, esto es provocado por un isonade: es parecido a un tiburón, pero sus aletas tienen picos con los que te prensa. El problema es que si se presentan los fuertes vientos y la coloración en el agua es que ya es tarde, el yokai está a punto de atacar. Rápidamente, remé con todas mis fuerzas hacia la costa, ya podía divisar algunos pescadores. Antes de llegar, el isonade partió el barco por la mitad con su cuerpo; no lo vi llegar,  salió de la nada.

Caí al agua, aquí es donde me maldigo por haber traído una armadura con placas de acero, porqué me estoy hundiendo debido a ellas. Me quité el peto no sin antes desequipar mi katana y el tanto: que es una katana pero corta, similar en tamaño a un cuchillo.
Cuando logré quitarme el peso y salir a flote, el isonade venía de regreso a toda velocidad, asomando su aleta dorsal como una amenaza inminente. Rasgó mi armadura con sus picos, como si cortara el papel, cortando mi cintura de paso y me arrastró hacia el gélido fondo marino. Corté el pico que me tenía aprehendido y nadé con desesperación a la superficie para recuperar el aliento, inhalé una gran bocanada de aire.

Eso fue horrible, de lo más escalofriante que podría haberme ocurrido, si no era mi armadura pesada, era el isonade; lo bueno es que revisé el diario y tenía el bastón a la mano, si no, ya me hubiera matado.

Ya en la costa, respiré hondo para recuperar el aire y calmarme, mi corazón palpita con intensidad. Cubrí mi herida con la mano, pero la sangre se infiltra entre mis dedos; aparte de que duele bastante. Al comprobarla, me percaté que si es un poco profunda.
Me puse de pie con cuidado e hice el ritual para que el aura limpiara el agua y los vientos cesaran. Sigo presionando la cortada para detener el sangrado, pero no se detiene, estoy dejando manchas en la arena y el dolor es persistente. Entonces, los pescadores se acercaron a mí, apresurados y con expresiones de preocupación

  —¿Hay algún curandero por aquí?... por favor —Les rogué adolorido.

Los pescadores me llevaron de los brazos a un muelle para que me sentara en la plataforma y con un trapo hediondo a pescado, cubrieron la herida mientras algunos iban por el curandero.
Al poco rato en el agua, salió a flote mi haori, el cual me lo había quitado con el peto. Una señora mayor de edad nadó para recuperarlo, me lo trajo y se lo agradecí, tendí la prenda sobre un poste de madera para que se seque.

El curandero después llegó: es un hombre joven, supuse que tiene mi edad. Su cabello es liso, negro y tan largo que llega a su cintura, lo más resaltante es que sus ojos son de color verde jade. Su ropa es humilde, de algodón, con patrones que varían entre el blanco y negro, incluyendo el obi: un cinto que va alrededor de la cintura en un kimono. No pude evitar mirarlo con sorpresa por su mirada, es fascinante

  —Ishikawa Jin, un placer ¿Puede caminar? Necesito llevarlo a mi estancia —dijo con amabilidad.

Se acercó para hincarse y analizar a herida sin tocarla. Percibo en él un ligero aroma a alcohol

  —Yo soy... Omori Keitaro —dije aún conmovido por sus ojos—. No puedo caminar, la molestia es aguda y sangra de forma continua.

  —Entonces lo ayudaré, tengo que revisarlo lo antes posible.

Me abrazó por la cintura y caminamos despacio hasta llegar a su estancia. Es una casita sencilla ubicada en el verde pastizal, lejos de la playa, el lugar está en buenas condiciones, no pareciera ser el recinto de un curandero, sino, el de alguien acaudalado. Me senté en el tronco que está al lado de la puerta y miré de reojo que en la ranura entre el tronco y la pared de la casa, hay varias botellas de sake vacías.
Los aldeanos que me ayudaron en la playa fueron amables y trajeron mis armas y el haori, los dejaron a mi lado y después se fueron a continuar con sus trabajos

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora