Espejismos y remembranzas

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Tomoe vive en la prefectura de Akita: se ubica en el norte de Japón, cerca de una costa, al igual que mi hogar. Sin embargo, deslumbra la belleza de los cerezos en las afueras de la ciudad; el dulce aroma que desprenden opaca por completo la fragancia salada y fresca del océano.
Nuevamente, un par de samuráis me recogen en la entrada para ser mis escoltas hacia el palacio. Recorriendo el camino principal, las personas caminan con tranquilidad y armonía; pocos me observan con detenimiento y curiosidad debido a mi estatus.

Entrando al palacio, me recibe la propia Tomoe en persona, vestida con un kimono formal. Nos saludamos con formalidad y entramos a su salón principal, donde quince sirvientes limpian y ordenan el inmueble de manera coordenada

  —Lamento no haber llegado antes, tuve una experiencia abrumadora —comenté apenado.

  —Me lo imagino. Yo solo he enfrentado a tres yokai desde la última vez que nos vimos. Tú te llevas toda la emoción, pero no te envidio —reía alegre.

  —Por cierto, Susanoo me pidió que nos reuniéramos. Él vendrá por nosotros para ver el palacio de Kushinada —expliqué con franqueza.

  —Oh, suena fascinante, pero no hay prisa. Te he llamado para que pasemos el rato, disfruta tu estadía —respondió con una sonrisa.

Le seguí el paso hasta llegar a una gran puerta corrediza que tiene pintada una escena de guerra: purificadores combatiendo a muerte entre ellos, al fondo se encuentran varias criaturas enormes y negruzcas, deformes y con expresión de agonía

  —Esos son Profanados. No sabía lo que eran, supe la verdad cuando lo explicó Den. Tengo una historia familiar complicada, pero me siento afortunada de ser de los pocos purificadores nobles —dijo con orgullo.

"¿Qué habrá sido de la maestra Den?" pensé.

  —Quiero escuchar en persona todo lo que Hannya ha vivido desde hace tiempo —añadió Tomoe con alegría.

Lo de "Hannya" será por mi máscara; no se me había ocurrido usarlo como apodo, pero no suena mal. Tomoe y yo estuvimos caminando a través del palacio mientras le contaba todo lo que he presenciado y enfrentado; ella estaba atenta y llena de curiosidad con lo que decía. En eso, veo una pequeña aura a través de la pared y me quedé quieto, mirándola con atención; incluso dejé de hablar

  —¿Qué hay del otro lado? No esperaba ver un aura aquí —comenté.

  —Por allá está el jardín. Confío en tu visión yokai, así que vayamos a investigar. Odiaría que haya amenazas en mi palacio.

Salimos rápidamente al jardín, rodeado de pétalos de cerezos caídos y con caminos de piedra que cruzan entre sí. Distingo que el origen del aura está a varios metros por debajo de la tierra. Tomoe ordenó una pala a sus sirvientes y yo me puse a excavar en lo que ella rastreaba indicios del yokai.
Encontramos el cadáver de un bebé: rojizo, ensangrentado, deforme y peludo, además, desprende un olor horrendo. Parece un pequeño monstruo

  —¿Un sankai? O más bien, se está originando uno...—dijo Tomoe.

Los sankai se originan por un embarazo que salió mal, por decirlo de una forma amable; en vez del bebé, nace esa criatura, que es muy peligrosa. Podría perseguir a su madre y matarla

  —Yo me encargo de esto. No quiero que estés involucrado en algo grave y que involucre a mi clan —añadió Tomoe con seriedad.

  —¿Acaso el sankai es...? —pregunté.

  —No, no es mío. Debe ser de una sirvienta, pero jamás me he enterado de un embarazo. Siempre he forjado un ambiente de confianza con todos, así que esto...—suspiró enojada—. Si no es molestia, nos veremos después.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora