════ ∘◦Orochi◦∘ ════
Los yokai son seres sumamente conocidos, pero su origen es enigmático. Existen varias suposiciones al respecto: algunos dicen que tanto el mundo espiritual como ellos forman parte del mundo en sí, otros que se originaron casi a la par con los primeros kami. Sin embargo, una cosa es cierta: junto con los kami, los yokai mantienen el equilibrio entre el bien y el mal, el caos y el orden. Siempre ha sido así.
Cuando nací, los tres kami ya existían y yo sabía perfectamente mi propósito. Mi insaciable hambre era mi guía, y mi vida ya estaba trazada. Al principio, era una serpiente como cualquier otra, salvo por mis escamas doradas. Pronto me di cuenta de que no era como el resto de los yokai, sino único en mi especie. Recuerdo haber visto a Izanagi, el dios creador. Quizás fui el primer yokai que apareció tras el nacimiento de los tres kami o tal vez soy el cuarto hermano, destinado a ser el equilibrio entre ambos mundos.
Impulsado por mi insaciable gula, devoré cualquier ser vivo o yokai que se cruzara en mi camino. Muchos insensatos creyeron que no representaba una amenaza. Aumenté de tamaño hasta alcanzar dimensiones montañosas y obtuve mis ocho cabezas al consumir únicamente humanos. Aquellos a los que devoraba eran fascinantes: al saborear cada parte de su carne y huesos, sentía su avaricia, deshonestidad y corrupción, pero también su pureza, compasión y lealtad. No eran completamente opuestos, como los kami y los yokai. De ellos aprendí mucho; deseaba comerlos y conocer más de su esencia.
Además, presiento que Susanoo y yo estábamos destinados a encontrarnos y ser némesis el uno del otro. Él nació como un kami agresivo y fue desterrado para que cambiara su actitud. Yo ya había adquirido mis otras siete cabezas y era temido y admirado por una villa entera. El destino quiso que nuestros caminos se cruzaran cuando Susanoo se sintió atraído por una chica que yo planeaba devorar.
Después de morir, me encontré en el Yomi, el reino de los muertos. Busqué a Izanami, la kami de la muerte
—Te propongo un trato —Le dije—. Déjame encarnarme en el mundo físico. Tú buscas muertes y yo te las puedo otorgar. Aunque arruine el equilibrio universal, si llego a morir una segunda vez, sería una ganancia para ti.
—Eres de mente sagaz...—respondió curiosa por mi propuesta—. Podría aceptar, pero lo que está muerto ya no puede renacer. Es una ley.
No aceptó, así que la desafié. Quería saber si era capaz de superar su poder y escapar. Ella custodiaba la entrada que Izanagi había cruzado al intentar rescatarla. Si él logró escapar del Yomi ¿Por qué yo no podría hacerlo?
Izanami me superaba por mucho. Su poder sobre el Yomi era inigualable. Pero empleé una táctica más astuta. Llegamos a un punto muerto, donde ninguno de los dos podía con el otro. Silo tuve que empujarla para abrirme paso. Ella casi me desintegra con su poder, pero huí hacia la entrada, empujando la roca que bloqueaba la salida y a punto de ser consumido por llamas oscuras del Yomi. Escapé al exterior, pero al no tener un cuerpo físico, me fue imposible permanecer en el plano terrenal. Viajé al mundo de los yokai, en busca de energía vital.Después de abrir la entrada al Yomi dejando rastros del poder de Izanami, Susanoo se dio cuenta de que había revivido. A mí no me importó; no tenía prisa por volver. Mi objetivo era dominar la mayor cantidad de yokai posible y reunir un gran ejército. Volvería en cuanto acumulara suficiente poder maligno. No fue difícil, considerando el origen de los purificadores y sus métodos tan inhumanos.
Cuando movilicé a los yokai, Keitaro se quitó la máscara. Supe al instante que él sería esencial. Pero cuando lo miré a los ojos, no pudo resistir mi presencia. Sin embargo, se mantuvo fuerte, mirándome. Ahora, él tiene parte de mi esencia. Por donde pasaba, era capaz de transmitirme energía maligna para hacerme más fuerte. Pero Susanoo y Tsukuyomi interfirieron con la ambrosía. Sin embargo, Keitaro no se ha liberado de mi poder.
Tengo un último as bajo la manga. Sé todo sobre su vida y cada momento que presenció desde que me vio. Además, me sobró un poco de sangre de yokai concentrada que utilicé con Kushinada. Esto será sumamente divertido.
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Ojos de Yokai (+18) #PGP2024
Fantasía"¿Qué harías si tu mirada pudiera mostrar las auras de los yokai y al mismo tiempo te convirtieras en su objetivo?" Keitaro, el despreocupado hijo de un samurái, se ve obligado a enfrentar esta realidad cuando una acción desinteresada lo maldice con...