Entré a la casa y el interior estaba igual de desastroso. El techo tenía agujeros por donde se filtraba el agua de la lluvia; tosí por el hedor a polvo y humedad. Aquí se encontraban los tres que mencionó Susanoo, sentados en el suelo. Por sus complexiones supuse que eran dos mujeres y un hombre. La samurái llevaba una máscara de okame, que representa a una mujer con cachetes pronunciados; el shinobi llevaba una de kitsune; y la mujer mayor, que sostenía un kiseru, una pipa, y cuyo pelo canoso tenía forma de medusa, portaba una máscara de tengu.
—Él es el último, yo tengo que verificar si no hay más yokai. Si llega a haber un terremoto es porque vinimos en mi pez remo —exclamó Susanoo de forma burlona y se fue.
Me quedé totalmente quieto, sin hablar y mirando a los demás con cautela, como si fuese un conejo rodeado de zorros.
—¿Te comió la lengua un ratón? —preguntó bromeando la mujer mayor—. No te sientas intimidado, soy Iwamoto Den, seré su tutora en cuanto al tema de los purificadores se refiere —exhaló el humo de la pipa a través de su máscara.
Me alegró saber que por fin se iba a aclarar el asunto. Me senté al lado de ellos, dije mi nombre y conté un poco sobre mí. La samurái me hizo una reverencia formal y le devolví el gesto. Veo que en su armadura porta el símbolo de su clan: una grulla.
—Soy Shinohara Tomoe, un honor poder conocer a otro guerrero —dijo con amabilidad y firmeza.
—Y yo soy Ino... digo, llámenme Hideyoshi —saludó avergonzado el chico. Debe ser mucho más joven que yo.
Los tres parecíamos niños a punto de escuchar la historia de un abuelo, expectantes a que hablara Den.
—Antes que nada, remarco lo curioso de cómo los purificadores con la mente y espíritu más fuertes pueden prevalecer. Ustedes, al ser guerreros, es evidente que no podrían corromperse tan fácilmente —fumó y exhaló el humo. Detesto el tabaco, mi madre lo consumía.
—Pero aun así, eso no nos salva. Nada es infalible —recalcó Tomoe. Me volteó a ver y se dio cuenta de mis ojos.
Entonces les expliqué lo que me ocurrió para terminar con los ojos así. Estoy harto de recordar la historia, pero sorpresivamente no me reprimieron. Estaban sorprendidos de que haya sobrevivido a aquella experiencia y obtenido esta habilidad.
—Eso es malo, eres más propenso a ser corrompido o poseído —remarcó Den—. Bueno, los purificadores iniciaron por la esposa de Susanoo: Kushinada. Ya sabrán la historia de cuando venció a Orochi. Ambos se habían casado, pero ella únicamente aceptó para poder salvar a su aldea.
—¿Cómo sabes eso? —interrumpió Tomoe.
—Porque es una historia que se ha pasado de forma oral durante generaciones de purificadores —tiró las cenizas del kiseru y lo rellenó con tabaco—. Ella fue quien tuvo la idea de que Susanoo fuese un guerrero encargado de proteger a la humanidad de los yokai, pero se negó. Así que ella decidió ser esa esperanza que su aldea y el resto de Japón necesitaba. Estudiaba a los yokai y a los yurei para descubrir sus debilidades, qué habilidades y armamento serían más efectivos contra ellos.
—Pero... usamos bastones budistas. ¿No es contradictorio con los kami? Son diferentes religiones —comentó Hideyoshi.
—Con eso ya me dijiste que no tienes ni idea de cómo funciona la filosofía budista. El budismo y el sintoísmo son dos tradiciones que han coexistido en Japón durante siglos —exclamó Den con firmeza. Hideyoshi se mantuvo cabizbajo.
—Quiero suponer que Kushinada juntó a varias personas para que fuesen sus primeros purificadores —añadí.
—Precisamente, pero ningún ideal es perfecto ni mucho menos funciona tal cual para lo que fue creado. Con los años, los purificadores tenían tanto miedo de que se repitieran casos como el de Orochi y temor a los yokai en sí, que prefirieron erradicar a todos estos seres, fuesen benevolentes o no. Está mal porque forman parte de nuestro mundo, un equilibrio entre lo terrenal y lo espiritual. Al final, ese desastre provocó una guerra.
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Ojos de Yokai (+18) #PGP2024
Fantasy"¿Qué harías si tu mirada pudiera mostrar las auras de los yokai y al mismo tiempo te convirtieras en su objetivo?" Keitaro, el despreocupado hijo de un samurái, se ve obligado a enfrentar esta realidad cuando una acción desinteresada lo maldice con...