El marcado

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Mi padre estuvo vivo todo este tiempo y eso me hace tener sentimientos encontrados, una combinación entre enojo y alegría. No fue un mal padre, al contrario, pero abandonó a su familia; a tal punto que creíamos que estaba muerto

  —No pensé que ustedes se llevaban mal, perdón... pero tengo que decirles algo importante —Momo trepó a mi hombro.

  —Entonces solo dímelo a mí, no quiero estar aquí más tiempo —reclamé molesto.

  —No, espera... habla con él, les explicaré y después nos iremos.

  —Si es urgente, entonces yo me quedaré,  ya que es un asunto personal —añadió Jin desde su caballo.

  —Está bien... maldición, intentaré dialogar con él —rasqué mi cabeza por la frustración.

Momo se transformó en una humana, dejándome impactado por su nueva apariencia aún sabiendo que las kitsune pueden transformarse en humana. Pueden pasar desapercibidas como una mujer normal, sin embargo, Momo conservó sus orejas y las nueve colas, lo más llamativo es que su kimono tiene escote, en el cual se destacan varias cicatrices a lo largo de su pecho, clavícula y cuello. Sin dejar de lado que parece una mujer adulta con el cabello, pestañas y cejas blancas, va peinada con un moño alto a medio hacer y sus ojos son color rojo intenso.
Momo agarró mi muñeca y entramos a la casa, mi papá ahora sí que parecía reconocerme por esa expresión de júbilo marcada en su rostro

  —¿Por qué no te reconocí antes? Pero si tú eres mi querido Keitaro —comentó eufórico.

Me dio escalofríos al escuchar cómo decía mi nombre con ese tono alegre

  —Tú... aún recuerdas mi nombre —dije desconfiado.

  —Obviamente, ¿Cuántos años tendrás ya? Veintiuno o veintidós, ¿No? Pero bueno... ¿Cómo está tu madre y la señora Aiko?.

Tengo veinte años en realidad, puse los ojos en blanco por su error

  —Mamá murió hace doce años, pero Aiko se encuentra bien —expliqué con severidad.

Su cara cambió por una de tristeza, sus ojos están vidriosos por las lágrimas

  —Disculpen si arruino el momento, pero esto es importante —interrumpió Momo.

Los tres nos sentamos en la barda fuera de la casa, Jin observaba desde la distancia con curiosidad. El clima es agradable, el calor no es tan azotador como en días anteriores

  —Keitaro... por la tontería de quitarte la máscara estando en nuestro mundo, sabrás que los yokai te están buscando, los oni en específico. Todos los que viste —recalcó Momo.

  —Lo suponía, pero ningún yokai me ha reconocido hasta el momento y ahora los dangos endemoniados de colores vendrán a por mí —comenté frustrado.

  —¡¿Te quitaste la máscara?! —cuestionó mi padre decepcionado.

  —¡Ejem! —Momo alzó la voz —. Los reuní porqué reconocí el símbolo de la casa en el haori del muchacho, pensé que se podían ayudar mutuamente para sobrevivir. Al menos para derrotar a los Oni.

Mi papá me miró con frustración

  —Dame un momento a solas con él, kitsune —ordenó mi padre a Momo con imponencia.

Ella me miró con preocupación, pero inmediatamente se puso de pie y regresó con Jin, ambos me observaron con preocupación. Mi padre también se puso de pie y se paró enfrente de mí, manteniendo una postura rígida

  —Párate —ordenó firmemente.

Lo hice sin más, se ve realmente enojado. Debe ser por mi error, pero creo que me podría entender ¿O no?

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora