Catástrofe

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En lo que Momo volvía, pasamos el rato platicando y paseando por los alrededores. La verdad, me sentí un poco apenado por lo que ocurrió cuando le di el dinero a Jin; no esperaba que reaccionara así cuando me acerqué, pero no estuvo mal. Es mejor dejar de estar tan tenso.
Los tratamientos que me hizo la señora Liang Yu, junto con la ambrosía, funcionaron perfectamente. Ya no he escuchado a Orochi y mis ojos tampoco me han dolido o sangrado, incluso después de ver a la onryō. Me hubiese gustado agradecerle a Tsukuyomi como debería, si él no fuese tan arrogante.

Momo llegó a través de un portal, pero me distraje al verla y tropecé con una piedra, aterrizando de cara contra un árbol de durazno. Incluso un fruto cayó sobre mi cabeza

  —Mira nada más, alguien empezó con... el pie izquierdo —dijo Momo entre risas.

  —Muy graciosa —respondí con sarcasmo.

Jin se mantuvo serio, al igual que Akira, pero al instante, ella mostró una expresión de asombro; no había entendido la broma. A mí no me hizo gracia, pero tampoco me enfadé. Recogí el durazno, lo limpié en mi armadura y me lo comí

  —Sabes que no tengo intención de ofenderte, Keitaro, pensé que te haría gracia —Se disculpó Momo—. Bueno, debes regresar de inmediato a tu hogar. Orochi planea otro ataque, pero esta vez será peor porque se enfureció al ver que pudiste repeler sus efectos.

  —De nuevo con otro ataque —respondí con hartazgo—. Pero, ¿Cómo le haces para estar en el mundo de los yokai sin que sospechen de ti? Deben saber que estás conmigo.

  —Bueno, nuestro mundo es tan vasto como este, y hay muchísimos yokai; los kitsune abundan, así que es realmente improbable que me detecten. La voz de Orochi resuena en cada rincón y todos llegamos a escuchar sus planes —explicó—. Cuando se enfureció, propagó una ola de energía maligna, y fui a ver qué pasaba.

  —Entonces, tengo que despedirme de mi familia. Denme unos momentos, por favor —comentó Jin, apresurado.

Corrió de regreso hacia su hogar, y nosotros lo esperamos allí. Me pregunto qué clase de yokai me estará esperando; si Orochi está furioso, no será para nada fácil. Cuando Jin volvió, llevaba su vestimenta habitual. Estando listos, cruzamos el portal para llegar a la prefectura, pero salimos fuera del poblado, lo cual me sorprendió. Momo podría habernos llevado directamente a mi casa.
Parte de las construcciones y la costa, incluyendo el océano, estaban rodeadas por un aura morada, pero en un tono pálido; no era como las que había visto antes

  —Entonces, así es como se ve un aura ¿No? Es fascinante, pero escalofriante —comentó Akira, asombrada.

  —¿Pueden verla? —pregunté, sorprendido.

  —Sí, más claro que el agua —respondió Jin.

Momo y yo fuimos los únicos en acercarnos con cautela. Me di cuenta de que, en realidad, no era un aura, sino niebla. Momo acercó su nariz para olerla, pero al hacerlo, se alejó enseguida, irritada y frotando su hocico con sus patas

  —Sin duda es veneno —remarcó.

Me horroricé al escuchar sus palabras; al observar con más detalle, noté que la aldea estaba en silencio, pacífica, y sin rastro de sus habitantes

  —Debemos cruzar; tengo que comprobar si todos están bien —dije, ansioso.

  —Sería mejor rodear la niebla; es imprudente querer entrar —advirtió Akira—. Solo a ti se te ocurriría adentrarte en algo tan peligroso y mortal.

  —Tengo que hacerlo. Mi gente está siendo afectada por mis acciones. Es mi deber afrontar los peligros que vengan, porque, al fin y al cabo, es algo que yo inicié por mi terquedad —contesté con firmeza.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora