Corrupción en Edo

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Aquel humanoide, aunque se ve imponente y peligroso, no esquiva los ataques de Susanoo, más bien se mantiene en calma. Susanoo es tan rápido que no puedo ver cuándo se desplaza; con su arma cortaba la carne del profanado, pero este la regeneraba al instante.
Tomoe observaba desde la distancia, absorta y abrumada por la escena, además, tiene su katana a la mano. Me acerqué a ellos y el monstruo nos volteó a ver; lamió sus dientes usando la lengua de forma aberrante y con sus cinco ojos puesto sobre nosotros, ignorando a Susanoo por completo.

Entonces, se inflaron varios bulbos en su cuello, poseen diminutos agujeros por donde salen pequeñas columnas de vapor

  —¡Su debilidad es su núcleo, pero es difícil saber dónde está! ¡Tengan cuidado con ese ataque! —advirtió Susanoo.

La gente salía de sus hogares y gritaban horrorizados al ver semejante profanado, se echaban a correr despavoridos huyendo de la ciudad. Tomoe y yo ayudamos buscando el núcleo, cortando pedazos de carne, pero es en vano, no fluye sangre en su interior y la oscuridad abunda en sus entrañas. Añadiendo que la criatura sigue sin moverse.
El cuello del profanado está tan hinchado que parece un sapo. Trepé por su brazo para intentar cortar su cuello, sin embargo, gritó de manera tan aguda que aturdió a todos los que permanecieran en la zona e incluso detuvo al propio Susanoo. Al instante, escupió un fino, pero potente chorro de agua caliente que fue capaz de perforar varias casas que tenía enfrente, matando y destrozando algunas personas en el trayecto. Aproveché y corté partes de su cuello, me quemé las manos por el agua y el vapor hirviendo; no encontré su punto débil. No reaccioné a tiempo y me golpeó azotándome contra el techo

  —¡Yo me encargo! Necesito que evacuen a los habitantes —ordenó Susanoo desde el hombro del profanado.

Los dos obedecimos y bajamos a las calles para ayudar a los sobrevivientes, contemplamos la horrenda escena. La carne de las víctimas está deshecha, diluida en el agua y la sangre de los muertos se esparce como un océano en la misma. Algunas personas miraban los cadáveres en un estado catatónico y no podían escapar, así que tuvimos que moverlos por la fuerza. A pesar de todo, fue fácil despejar la zona, ya que, los samuráis de la capital ayudaron y nos dieron espacio para combatir al profanado.
Cuando acabamos, regresamos y vimos a Susanoo frente a la criatura y en posición de ataque, una tormenta oscureció el cielo y los truenos se hicieron presentes como una señal amenazante

  —No quería usar todo mi poder para no llamar la atención y causar un desastre mayor, pero fue un descuido haber dejado que hicieras este caos —exclamó enojado.

Entonces, el profanado atacó, escupió un chorro oscuro hacia el cielo y se formó una nube densa y siniestra. Susanoo creó un pequeño ciclón con su espada y lo dirigió velozmente a la criatura haciendo que explote su cabeza en miles de pedazos: trozos que cayeron sobre nosotros y en las casas cubriendo un gran área, tiñendo de negro hasta donde abarca la vista

  —Vaya... los kami sí que son poderosos —comenté sorprendido mientras limpiaba mi rostro.

Observé el cielo y aquella nube oscura se hacía cada vez más grande, llovieron gotas densas que al tocar el suelo, se convirtieron en sanguijuelas. Tomoe y yo nos dimos cuenta de que esas cosas saltaban con agilidad hacia las personas; las perseguimos lo más rápido que pudimos, llegando al exterior de la ciudad. Sin embargo, las sanguijuelas alcanzaron sus presas y al pegarse a sus cuerpos, la oscuridad los cubrió por completo y cayeron al suelo inertes. Abandonaron el cuerpo y saltaron a más personas. Lo hicieron a una velocidad impresionante.
Entre los dos intentamos acabar con las sanguijuelas, pero son más rápidos que los ataques de nuestras katanas e incluso algunos se nos subieron, aunque no podían hacernos daño gracias a las máscaras y el bastón que funcionaron como escudo protectores sobre nuestro cuerpo.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora