Corrupción detrás de la devoción

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He vuelto para narrar otra historia. En esta ocasión, será acerca de los hermanos Nozomi y Kurohikari. Contaré cómo este último afectó indirectamente a varias generaciones de su familia hasta llegar a Siddartha.
Recapitulando el pasado de los purificadores: a pesar de la guerra entre estos y los yokai, Kurohikari forjó la primera daga “rompe chakras” usando una escama de Orochi, con el objetivo de ser más fuerte debido a la ineficiencia de la iluminación; era algo más que difícil de lograr. Nozomi estuvo en desacuerdo y por eso, hubo más de una discusión, pero a Kurohikari no le importó lo que decía su hermana; incluso compartió su idea con el resto de los purificadores. Algunos se le unieron, haciendo que ese grupo se fortaleciera lo suficiente como para enfrentarse a los yokai más poderosos. Al principio no hubo problema al cortar solo un chakra de sus cuerpos, pero debido a la sed de poder que floreció en ellos, comenzaron a cortar más, volviéndose inestables y perdiendo su humanidad.

Kurohikari no fue el primero en corromperse, sin embargo, se encontraba en un estado avanzado de corrupción. Se sentía muerto en vida debido al constante dolor, como si hubiese un conflicto interno entre su cuerpo humano y la parte que deseaba transformarse. Nozomi no tardó en encontrar a su hermano que se había alejado desde hace días. La noche estaba silenciosa, únicamente presente el susurro del viento entre los árboles

  —Te lo dije, pusiste tu humanidad más allá de lo que podía resistir —reclamó fríamente.

  —¿Hacer una masacre injustificada fue algo humano? Mataron a los yokai benevolentes, no tuvieron compasión —respondió adolorido y con la respiración agitada, su voz entrecortada por el sufrimiento.

Sin más remedio, Nozomi levantó su arma con la mano temblorosa; no quería, pero debía ponerle fin a la vida de su hermano. Sabía que estaba en un punto de no retorno en su actual condición

  —Hazlo, mátame. Deja a mi familia sin su padre —exclamó con firmeza.

  —Preferiría no hacerlo, Kurohikari. Tú no eres una mala persona, pero te has transformado —respondió con un nudo en la garganta.

  —Aún así, tienes tu arma lista para cortarme el cuello. Es insolente negar algo que iba a funcionar perfectamente. Mi método fue efectivo, pero ese miedo a lo desconocido... fue el causante de querer matar a todo ser que se cruce en tu camino —dijo molesto

Nozomi iba a atacar cortando el cuello de su hermano, no obstante, él se agachó para esquivar el arma; provocando que parte de su cara fuera desgarrada: desde la nariz hasta la boca, dejando una herida ligeramente vertical que apenas sangraba por la corrupción

  —Kuro... No quise, yo...—exclamó arrepentida, su voz quebrándose mientras veía el daño que había causado.

  —¡Maldito monstruo! Preferiste matar a tu hermano antes que ayudarlo —reclamó con la respiración ahogada por la sangre acumulada.

Nozomi se alejaba lentamente de su hermano, sintiéndose realmente asustada por lo que había hecho. Sin embargo, se negó a ayudar a Kurohikari, viéndolo como un profanado más. Sin dudarlo, huyó despavorida, sin mirar atrás, dejando a Kurohikari en la oscuridad de la noche

  —¡Nozomi! —gritó Kurohikari, su voz rasgada por el dolor.

Intentó seguirla, pero, debido a la pérdida de sangre y la dificultad para respirar, ya no tenía fuerza para avanzar. Se quedó en el mismo lugar, esperando su final, ya fuera por la herida o por la corrupción que lo consumía.
Poco tiempo después, su familia, conformada por su esposa y sus dos hijos, lo encontró. Kurohikari respiraba con desesperación, tratando de cerrar su herida con las manos para detener el sangrado. Sus hijos quedaron horrorizados ante la escena, mientras que su esposa, con una determinación inquebrantable, lo levantó para curar su herida

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora