Flujo del karma I

96 38 3
                                    

Desde que mis amigos y yo salimos de la zona para visitar a la monja, me he sentido relajado. Mi padre y yo solucionamos el conflicto, sin embargo, me es imposible no sentir el filo de su arma sobre mi cuello; me hace recordar que es lo que me espera si no cumplo con mi destino. Aunque, debo estar exagerando, sigo alterado por el encuentro y lo ocurrido con mi madre, ocasionando que no piense con claridad.
Mientras estoy ensimismado, sentí algo áspero y pequeño que me recorrió la espalda por debajo de la ropa. Después, sentí más, pero no puedo quitarlos por la ajustada armadura. Miré a Jin y él sonrió tímidamente. Al notar que él tiene ramas de trigo en las manos y que me había arrojado los granos, revisé por detrás de mi ropa y encontré cáscaras adheridas a la tela, pero no le comenté algo a Jin. Deslicé mi mano sobre el trigal para recoger granos, junté algunos en mis manos y le pedí a Jin que se acercara, él lo hizo, pero se notaba inseguro

  —Espero que no estés enojado por eso —dijo un tanto avergonzado.

  —No, sé que es un pequeño juego, pero no lo dejaré así...—De repente, esparcí las cáscaras en su cabello y se lo desacomodé.

Aceleré el paso mientras reía, es divertido tener estos momentos que me hacen olvidar las tragedias. Jin se veía frustrado por el desastre en su cabello y aún así reía.

Continuamos con el viaje en calma, aún tengo el picor en la espalda y es molesto, pero ya no falta mucho camino por recorrer. Nuestro destino es una zona montañosa y ahí encontrar la pagoda en una cima. Seguimos en la extensa zona del trigal, no parece que le pertenezca a alguien; no ha sido recogido en mucho tiempo e incluso se está secando. En eso, desde la lejanía, divisé una pequeña casa

  —¿Deberíamos ir? —Le pregunté a Jin, Momo está dormida sobre mi regazo.

  —Claro, no veo porqué no.

Llegando a la entrada de la vivienda, vimos que se encuentra desgastada y sucia, abandonada al igual que los cultivos. Nos bajamos de los caballos para inspeccionarlo. Cargué a Momo entre mis brazos y abrimos la puerta principal. Desde la salida trasera llegó una chica joven, lo que más resalta de ella es su peinado alto y abultado, nos observó con cautela, como un conejo asustado

  —Lo lamento, no queríamos irrumpir de esta forma. Pensaba que estaba abandonado —Le expliqué a aquella chica mientras salimos de la vivienda.

  —Esperen, los cultivos están descuidados porque desde que mi madre murió, recoger la cosecha no ha sido fácil. Si gustan pueden quedarse a descansar —ofreció con hospitalidad.

  —No, gracias —interrumpimos Jin y yo a la vez. Sin duda nos acordamos de la rokurokubi.

  —Oh... pero al menos coman algo, yo invito —sonrió y acomodó los cabellos sueltos de su nuca.

Al final aceptamos la invitación y nos sentamos frente a la mesa baja. Tuvimos que esperar a la chica porqué se fue al exterior de la casa; no entiendo que comida nos daría si ella tiene que salir

  —¿Ves auras? —susurró Jin.

  —No, ninguna.

Momo sigue dormida. Me preocupé por su bienestar, así que la sacudí con suavidad; despertó y se estiró como un gato

  —¿Te sientes bien, Momo? —pregunté angustiado, le acaricié la cabeza.

  —Sí... necesito dormir mucho para reponer energía, esto me pasa por ser una insolente en mi juventud —contestó en tono bajo, aún adormilada.

  —¿Te gustaría hablar de ello? —preguntó Jin con gentileza.

Momo negó con la cabeza y volvió a dormir. Recordé las cicatrices que le aparecen en su forma humana, de seguro tienen algo que ver, pero no creo que vaya a contarnos.
Posteriormente, la chica entró con un gran jarrón de cerámica, unas cajas pequeñas de madera y un par de vasos, además de los palillos; colocó todo frente a nosotros

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora