Mente y honor corruptos

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Sigo vivo después del ataque de los oni, por fortuna. Abrí los ojos y reconocí el techo de madera de mis aposentos, iluminado por la luz de una lámpara de aceite. Al recobrar mi conciencia, el dolor de mis heridas reavivó, como si los oni me hubieran golpeado de nuevo. Quise incorporarme, pero no podía

  —¡Estás despierto! Tenías a todos preocupados —dijo Jin, reconocí su voz sin divisarlo.

  —¿Me desmayé? —susurré atormentado.

  —No fue así —Se acercó a mí—. Perdiste mucha sangre y en realidad caíste en coma. Han pasado dos días desde entonces.

  —Oh... Al menos estoy bien —comenté intentando procesar la noticia, Jin me miró con angustia.

  —¿Te digo de forma directa o no? —Me preguntó con temor, miraba una parte de mi cuerpo.

  —Dilo sin más.

  —Bueno, el ataque que te dieron en la pantorrilla... fue grave y ya no pudo sanar, tuve que amputar —explicó con suavidad.

Impactado por lo que escuché, me senté de forma abrupta a pesar de que las heridas torturan mi carne. Confirmé lo que le había comentado a mi padre, perdí la pantorrilla izquierda. Toqué mi pierna por encima de la manta y sentí alivio que aún tenga la rodilla intacta y funcional, pero aun así, los mareos y el retortijón en el estómago debido a la sorpresa fueron inevitables. Jin sostuvo mi espalda para que no perdiera el equilibrio

  —Sé que un hecho así es demasiado para cualquiera. Lamento tu incidente, pero si hubiera estado en mi control, haría lo posible para que no perdieras la pantorrilla —susurró compasivo.

  —Gracias por tu preocupación, pero no hay nada más que hacer —suspiré—. Tengo seis aceptarlo quiera o no.

Jin se levantó, recogió un plato de arroz, agua y remedios. En cuanto me los entregó sobre mi regazo, comí con entusiasmo, aunque mis muñecas temblaron un poco, bebí los remedios y supieron horrible, lo más amargo que he probado en mi vida.
Al acabar la merienda, quité mi vendaje del torso por curiosidad de ver cómo quedaron las heridas y noté que tengo costuras

  —Eres cirujano, magnífico —Le dije a Jin impresionado mientras abrochaba la venda—. No muchos curanderos son capaces de ser cirujanos y menos tan buenos como tú.

  —De hecho...—desvió la mirada y acomodó su largo cabello sobre su espalda—. Practiqué contigo.

Rei un poco, ya que no me molestó que haya sido su sujeto de pruebas, puesto que sigo vivo en buena condición. Por supuesto que le di las gracias a Jin por haberme ayudado.
Me puse de pie para salir y ver cómo han ido las cosas en mi poblado, Jin me ayudó a ponerme la ropa y a caminar siendo mi segunda pierna. En el salón principal, Aiko, Akira, su padre y Momo están ahí, alrededor de la mesa central y al instante me rodearon para saber cómo me encuentro, sin embargo, Aiko se veía más bien preocupada que aliviada por mi bienestar

  —Su padre se encuentra inquieto y con una actitud extraña —advirtió Aiko, frotando sus manos de forma ansiosa.

  —Hay detalles sobre él que necesitas saber. Desde que lo vi, algo no encajaba, pero pensaba que era algo banal —añadió Momo.

Entonces, el señor Ozawa nos distanció y con su mano me señaló una caja que está en la entrada al jardín

  —Denle su espacio, con lo sucedido y las heridas lo van a estresar más de lo que ya está —indicó al grupo—. Lo de la caja es una prótesis, desde que Jin informó la pérdida de tu pierna, me encargué de conseguirte una.

Me sentí tan feliz que no lo creía, a pesar de nuestras diferencias, fue un acto realmente bondadoso. Sentí cómo mi corazón se ablandó por eso

  —No fue necesario, pero... Muchísimas gracias —Tengo un nudo en la garganta y los demás lo notaron—. La probaré y escucharé lo que Momo tiene que decir.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora