33: "suicidio"

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Narra ___:

Había pasado una semana desde que salí del hospital, fue una tortura absoluta tener que estar en mí cama todos los días. Requería ayuda para hacer hasta la mínima cosa ya que no podía mover mí pierna. Usaba silla de ruedas y para bajar a la planta baja necesitaba de dos personas.

Todos estos días Eddie estuvo conmigo, dándome de comer, acompañándome e incluso me ayudo a bañarme, obviamente solo lavo mí cabello y tuve que llamar a Emma para que me ayudara con el cuerpo porque no podía mojar el área con los clavos.

Mí depresión aumentó y mis padres al enterarse de todo esto volvieron de su viaje. Llamaron a mí psicóloga para que me atendiera en casa pero no veía avances, solo me recetaba pastillas y eso era lo que ayudaba a que siguiera con vida.

Todos los días tenia que tomar aproximadamente cinco pastillas, ya que eran los medicamentos para mí pierna y los que la psicóloga. Sentía que mí cuerpo un día de estos se iba a descompensar para siempre...

Una mañana me desperté como cualquier otra, sin ganas de absolutamente nada. Llamé a mis padres para que me ayudarán a ir al baño, colocaron mí silla de ruedas y mí madre me ayudó en el baño. Al terminar lave mis manos y volví al cuarto.

No tenía mucho que hacer así que decidí escribir en mí diario. Luego de llenar muchas hojas con todo lo que no le contaba a nadie decidí dormir una sienta.

Me desperté y descubrí que ya era de noche, al mirar hacia mí tocador pude ver la comida. Era una rica carne al horno con papas fritas, pero no se me antojaba comer nada.

Me puse a pensar en lo mucho que extrañaba a Guada y la necesitaba más que nunca en este momento. Empezó a faltarme la respiración, estaba entrando en un ataque de ansiedad.
Trate de calmarme pero mí cerebro me estaba jugando una mala pasada y no me dejaba pensar con claridad.

Vi los cubiertos en el plato, mí atención se la llevó el cuchillo y no lo pensé dos veces. Coloque la silla de ruedas de manera que podría pasarme fácilmente, una vez había logrado eso agarre el cuchillo y me dirigí al baño. Cerré la puerta y me moje el rostro tratando de regular mí respiración.

Comencé a llorar en silencio para que nadie me escuchará y aunque el baño estaba alejado del de mis padres y Santiago, podrían oírme. Baje de la silla de ruedas como pude, me senté en el piso y me puse a pensar en todas las cosas malas que me habían sucedido, y el peor pensamiento me invadió.

No vas a podrás bailar nunca más, todos tus sueños se fueron a la basura

Se repetía una y otra vez en mí cabeza. Mí sueño se había acabado, no podría subirme nunca más a un escenario.

Pase el cuchillo por mí brazo derecho haciendo una herida, dolió pero más me dolía toda esta situación que estaba viviendo. Otra y otra, la última cortada fue demasiado profunda y dolorosa.

Solté el cuchillo para agarrar mí brazo y tratar de parar el sangrado. No sé en qué momento dejé de sentir y cerré los ojos lentamente...

Narra Eddie:

Estaba en mí cuarto pensando en ella, como lo hacia cada vez que no estabamos cerca, había sufrido demasiado y temia por su salud. Sé que va al psicólogo pero eso no hace que tenga miedo de que algo malo le suceda.

Decidí pararme de mí cama e ir hasta su casa al menos para verla un rato. Era demasiado tarde pero no me importó, agarre las llaves de mí Van y me dirigí hasta su casa.

Al llegar ví todas las luces de su casa apagadas lo que indicaba que estarían todos durmiendo. Entré por la puerta principal ya que tenía una copia de la llave la cual me había dado Santiago hace un tiempo.

Subí sigilosamente hasta su habitación pero descubrí que estaba vacía, mire hacia todos lados pero no había rastro de ella. Al salir pude ver la luz del baño encendida así que supuse que estaba ahí. Toque la puerta dos veces pero nadie respondió.

Eddie: Hey ___, soy yo ¿estás bien? - susurré para no despertar a sus padres.

Nadie respondió y comencé a desesperarme así que abrí lentamente la puerta. La escena que vi me dejó completamente impactado y se me heló la sangre. Estaba tirada en la piso con su cabeza apoyada en la bañera, tenía un brazo lleno de sangre y tres heridas muy graves. Pude ver el cuchillo en el piso y entendí de inmediato.

Eddie: Bonita... - le hable moviéndola - Mierda - susurré al darme cuenta que su pulso estaba muy bajo.

La agarre entre mis brazos con suavidad, no podía pensar con claridad pero sabía que tenía puntos en la pierna así que no debía ser muy brusco.

Baje con ella y la metí a mí camioneta, pensé en ir a buscar su silla pero decidí ir a buscar una toalla. Entré corriendo y agarre una toalla del baño de planta abaja. Volví a mí auto y antes de arrancar vende su brazo para parar el sangrado.

Maneje lo más rápido posible hasta el hospital, al llegar entré primero para pedir una silla de ruedas y explicar la situación. Me entregaron la silla y fui a buscarla, la baje del auto como pude, entre corriendo con ella y nos recibieron rápido.

Doctor: Muy bien ¿que sucedió? - pregunto mientras yo llevaba su silla.

Eddie: Intento quitarse la vida cortándose el brazo - expliqué lo primero que supuse.

Doctor: Bien la vamos a atender pero necesito que espere aquí, cualquier novedad le avisaremos - antes de irse me pido sus datos básicos, edad, nombre, etc.

Una vez más sentía la desesperación de no saber que podría pasarle, otra vez temia perderla y esta vez para siempre.

Los días que yo fui a verla parecía estar bien pero ahora me doy cuenta que disimula muy bien cuando se encuentra mal. Intentaba hacerle compañía para que estuviera bien, incluso sus padres suspendieron sus viajes para venir a verla, sus amigas también la visitaron pero parecía que nada funcionaba.

Intente hablar con su psicóloga pero obviamente no pudo decirme mucho, solo que estuviera con ella y eso era exactamente lo que estaba haciendo.

Estaba perdido en mis pensamientos cuando salió el doctor.

Eddie: ¿Cómo está? - pregunté.

Doctor: Ella está bien afortunadamente - mí corazón volvió a latir - Pero tuvimos que coser una de las heridas ya que era muy profunda y no iba a sanar. En cambio las otras dos pueden ser curadas con medicamentos - explicó.

Eddie: Muchas gracias - no sabía que decir, realmente no tenía palabras ni ganas de hablar, solo quería verla.

Doctor: En una hora aproximadamente puede salir e irse a su casa, no sin antes hablar con una psicóloga para asegurarnos de que todo esté bien - dijo y se retiró.

Luego de esa hora que se hizo eterna la vi salir en la silla de ruedas y con su brazo vendado. Sus ojos se veían cansados y tenía la mirada perdida, como si estuviera triste por no lograr su cometido. El doctor coloco la silla al frente mío y me arrodille para abrazarla. Necesitaba estar en sus brazos para sentir que estaba bien, las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas sin parar.

___: Lo siento... - dijo con sus ojos cristalizados mientras acariciaba mí espalda.

Eddie: Luego hablaremos de esto, ahora debes ir a descansar - dije al separarme de sus brazos.

Salimos del hospital y pude ver qué casi estaba amaneciendo, había pasado tan rápido el tiempo que ya eran las cinco de la mañana.

La lleve a casa y ayude a subir a su habitación, la arrope y saqué cualquier elemento con el que pudiera hacerce daño nuevamente.

Eddie: No se que sucedió para que intentarás suicidarte... pero sabes perfectamente que puedes hablar conmigo de lo que sea - acariciaba su cabello mientras veía como cerraba sus ojos quedándose dormida.

___: Lo siento mucho - susurro.

Eddie: Descansa pequeña - di un beso en su frente pero a la hora de irme sujeto mí mano fuertemente para que me quedara y eso hice.
























Holaa, les prometo que es la última vez que los hago sufrir tanto ah. Falta muy poco para que la historia se acabe :( , pero igual estoy feliz. Que tengan linda noche <33.

Bailarina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora